Ada Colau, estrella emergente del populismo de izquierdas catalán, ha empezado su particular cruzada contra los símbolos que le resultan incómodos, en este caso ha presentado una iniciativa de urgencia para retirar el busto del Rey de la sala de plenos del ayuntamiento de la Ciudad Condal (resulta llamativo lo urgente de la medida y la fecha navideña escogida, parece que siga el ejemplo de la antigua URSS cuando solía intervenir militarmente en épocas de asueto para pasar desapercibido y jugar con los hechos consumados), resulta paradójico que aquellos que claman por la igualdad, la fraternidad de los pueblos y la libertad, siempre empiecen su acción de gobierno borrando todo aquello que no se ajuste a su ideología, ya sean símbolos culturales, políticos, religiosos, históricos e, incluso, como en este caso, institucionales…la tendencia a la damnatio memoriae de esta nueva izquierda es preocupante porque olvidan que los cargos que ocupan son para representar a toda la ciudadanía no solo a los incondicionales y adeptos a sus causas.