Moody's amplía las dudas sobre la política catalana en plena fractura interna de JxSí
A las rebajas de ‘rating’ se suman los conflictos en órganos clave como el ‘Parlament’ o el Ayuntamiento de Barcelona.
Cataluña sufrió una nueva rebaja de la calificación de su deuda, en este caso protagonizada por Moody?s. No se trata de un varapalo más al bono catalán, como los que, desde hace meses, mantienen sus emisiones en el nivel basura.
La nota Ba3 que Moody?s le aplica ahora (en sintonía con las otras dos grandes calificadoras, S&P y Fitch) certifica que la solvencia de la región no sólo es la peor que un territorio muestra en la historia española; además, se sitúa al nivel de Bangladesh o Angola.
En escalones tan bajos, la deuda catalana ya tiene el acceso vedado a la cartera de múltiples fondos e instituciones (incluido el BCE), pero lo realmente grave es que la situación tiene visos de agravarse, pues Moody?s sitúa el bono catalán en perspectiva negativa. Es así factible que la degradación continúe su curso hasta la triple C, el equivalente al impago y al cierre de toda financiación en los mercados.
Por si fuera poco, Cataluña no sólo se enfrenta a la posibilidad de perder la credibilidad crediticia. A ello se suma la grave situación interna que presentan sus instituciones clave, empezando por el Parlament, donde los radicales de la CUP tensan la cuerda rechazando los Presupuestos, si no incluyen la «desobediencia», mientras en la Generalitat afloran grietas entre ERC y la antigua CDC.
Puede afirmarse, por tanto que Cataluña está en situación límite política y económicamente (pese al apoyo del FLA) que sus dirigentes se niegan a abordar.
Lo demostró este 27 de mayo de 2016 el Puigdemont al lanzar un nuevo órdago al Estado.
Pero el president se empecina en construir la casa por el tejado. Primero debe resolver la debacle financiera en la que está inmersa Cataluña antes de plantear cualquier desafío político al Estado.
