La paradójica y nueva situación para el partido Podemos tras el batacazo del 26J, es que a pesar de repetir con 71 escaños, no pintan nada en la formación del nuevo Gobierno; serán oposición —La ‘Noche Triste’ de los de Podemos, que se quedan sin sonrisa y con cara de tontos–.
Y es ahí donde resurgen unas palabras del propio Pablo Iglesias del año 2014, en las que llegó a decir que si no ganaba las elecciones, se iba.
Fue cuando le entrevistó por primera vez Jordi Évole, en el Salvados de 24 octubre de 2014, momento en el que el líder podemita era ya un eurodiputado más pero aún no contaba con representación ni con grandes expectativas para ‘asaltar el Congreso’, como haría dos años más tarde. La entrada de un partido tan nuevo como el resultante de extrema izquierda sigue siendo un éxito, pero Iglesias fue más ambicioso que esto, y en aquella ocasión dejó caer con fuerza la posibilidad de que si no gabana las elecciones podría dejar paso a otros —Jordi Évole: «Nos fuimos a Ecuador, porque Pablo Iglesias dijo que podía traerle problemas entrevistarle en Venezuela»–:
Podría ser que si no gano las próximas elecciones generales me vaya: en el momento en el que nos parezcamos mínimamente a la casta, estamos muertos.
A tenor de lo visto tras los comicios del 26J, un Pablo Iglesias alicaído y triste, reconociendo la amarga derrota, y el posterior análisis ya al día siguiente con Juan Carlos Monedero machacando al líder podemita, podrían hacer que el hasta ahora todopoderoso jefe de filas dejara paso al segundo en ciernes; Íñigo Errejón —El cacharrazo de Monedero a los podemitas más ‘tocados’ que nunca: «Toda la ejecutiva es responsable, rehenes del infantilismo, más calle y menos tele»–.
Sería este un nuevo panorama hipotético para Podemos, que podría alejarse de la radicalidad y del temor que inspira en la propia izquierda más moderada Iglesias, de forma que Errejón podría encontrar un sitio más comedido en la oposición en el Congreso y en relación con el PSOE —Pedro Sánchez le baja los humos a Pablo Iglesias: «Tendrá que reflexionar tras esos resultados»–.
En cualquier caso, Pablo Iglesias ya es político, uno más de la casta, y parece improbable que deje su marcado liderazgo a otro podemita.
