La Audiencia de Palma ha condenado este viernes 21 de octubre de 2016 a la expresidenta del Consell de Mallorca Maria Antònia Munar a 3 años de prisión como autora de un delito de cohecho pasivo por cobrar un soborno a cambio de la adjudicación del concurso de venta de los terrenos públicos de Can Domenge. (Munar confiesa entre lágrimas el soborno millonario de Can Domenge: «Estoy muerta política, económica y socialmente»).
Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Baleares, Munar, encarcelada desde 2013 por otras dos penas por corrupción, también ha sido condenada a pagar una multa de 6 millones de euros e inhabilitada para ejercer cargo público durante 8 años.
A finales de septiembre pasado Munar fue juzgada por el soborno de Can Domenge por un jurado popular que la declaró culpable sin atenuantes. La Fiscalía Anticorrupción solicitaba una pena de 4 años de prisión.
El jurado desestimó las peticiones de atenuación de la pena que formuló la defensa de Munar, de confesión, reparación del daño y dilaciones indebidas.
Según el jurado, Munar se declaró culpable sin aportar datos relevantes y sin incorporar datos esclarecedores; además consideran probado que si bien ingresó 150.000 euros en la cuenta del tribunal del jurado, éstos no han sido puestos a disposición del Consell y el montante «no representa una cantidad relevante en comparación con la cantidad recibida».
OTRAS CAUSAS
Después de que el jurado popular leyera su veredicto, el fiscal Juan Carrau aseveró que si no se le reclamaba una condena mayor «es porque ya se encuentra en prisión», cumpliendo sentencia por otras causas de corrupción que suman un total de once años y medio de prisión. «Los hechos denotan tal gravedad que debería incrementarse», recalcó.
Carrau justificó sus peticiones para Munar en el «importante valor» de la dádiva -percibió al menos dos millones de euros de la misma-, la trascendencia social de los hechos y la jerarquía que la exdirigente de UM ejercía sobre el resto de acusados.
El fiscal incidió en que ni en el escrito de confesión que la expresidenta presentó un día antes del juicio -hasta entonces era la única de los cinco encausados que no había reconocido su intervención- ni en su declaración en la vista oral aportó «ninguna información relevante para la justicia» como tampoco «quiso concretar ningún extremo concreto de su participación en el delito ni de la intervención de otras personas».