El Rey descata la importancia de la tecnología y la nueva realidad en su mensaje de Navidad

El rey Felipe VI ha comenzado su tradicional discurso de Navidad recordando a los afectados por el último temporal que ha azotado a España «a tantas familias que han sufrido las recientes inundaciones en nuestro país, quiero decirles especialmente que las tenemos muy presentes».

De nuevo desde su despacho en el Palacio de la Zarzuela, el año pasado lo hizo desde el Palacio Real, el mensaje de solidaridad y apoyo ha continuado con una llamada a la esperanza y «a tener fe en el futuro», porque eso es precisamente lo que se hace «celebrar con alegría lo que nace» y la «Navidad es nacimiento», según recoge Rtve hoy 25 de diciembre de 2016.

Y ya desde el inicio -al igual que sucedió en sus dos discursos anteriores- el monarca ha defendido la unidad y el entendimiento. El rey ha recordad que en estas fechas «los sentimientos personales y colectivos de afecto, de amistad y de fraternidad, creados a través de nuestra convivencia, nos recuerdan el gran patrimonio común que compartimos».

Don Felipe también ha señalado que el 2016 ha sido un año en el que ha viajado mucho por la geografía de nuestro país, una oportunidad para comprobar las dificultades que los españoles hemos tenido que afrontar y ha visto cómo muchos logran superarlas gracia al «trabajo duro, honesto, sacrificado; mucha capacidad y talento; y, sobre todo, determinación, ganas de salir adelante». Situaciones de las que se sale apoyándonos en los nuestros, en los que nos rodean , con «el valor que tiene en nuestra sociedad la familia, porque su ayuda ha permitido a muchos sobrellevar los peores momentos».

El inicio de la recuperación

Pese a los tiempos en los que vivimos en los que «la crisis ha impuesto grandes sacrificios», Felipe VI ha llamado esta Nochebuena a mirar hacia adelante «con la esperanza de la recuperación que ya hemos iniciado», un proceso llamado a consolidarse para que se cree «mucho más empleo y de calidad, y también corregir tanto las desigualdades derivadas de una crisis tan profunda como la que hemos vivido, como fortalecer, en general, nuestra cohesión social, que es una garantía para asegurar la estabilidad y el equilibrio de nuestra sociedad». Para que se cumplan esos deseos, ha afirmado, «es muy importante para todos que muchas familias puedan recuperar su nivel de vida y que nuestros jóvenes puedan tener oportunidades de futuro, de ilusión, de confianza; que sobre todo las personas más desfavorecidas o más vulnerables tengan la certeza de que no se quedarán en la soledad del camino que España tiene que recorrer en el siglo XXI».
Llamada al diálogo

El rey también ha recordado la convulsa situación política vivida en España en el 2016 después de que el año pasado hiciese el discurso navideño tan solo cuatro días después de que se hubiesen celebrado las elecciones generales en las que todo era incertidumbre, hasta el punto de que no se formó gobierno. En esta ocasuión, Don Felipe ha destacado que «hemos superado una compleja situación política» y la importancia de que «ahora que en nuestra sociedad se haya recuperado serenidad y que los ciudadanos puedan tener la tranquilidad necesaria para poder llevar a cabo sus proyectos de vida».

Una compleja situación en la que poco a poco se va desentrañando la maraña política y en la que «es esencial, de cara al futuro, que el diálogo y el entendimiento entre los grupos políticos permita preservar e impulsar los consensos básicos para el mejor funcionamiento de nuestra sociedad».

Especial énfasis ha puesto el monarca en «la necesidad de que cuidemos y mejoremos en todo momento nuestra convivencia. Y la convivencia exige siempre, y ante todo, respeto. Respeto y consideración a los demás, a los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el ámbito laboral; respeto al entorno natural que compartimos y que nos sustenta. Respeto y consideración también a las ideas distintas a las nuestras. La intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena, no pueden caber en la España de hoy».
Actitudes inadmisibles

El jefe del Estado ha sido contundente al advertir que no «son admisibles ni actitudes ni comportamientos que ignoren o desprecien los derechos que tienen y que comparten todos los españoles para la organización de la vida en común», a lo que ha añadido que «vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad».

En el mismo sentido, Felipe VI ha destacad que «el progreso, la modernización, el bienestar, requieren siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la Ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar».

De nuevo ha querido el rey pensar en el futuro de nuestro país, en cómo queremos los españoles que sea la España en las próximas décadas, la que dejaremos para las generaciones futuras «y para ello, debemos concentrar nuestras energías en mirar hacia el mundo que nos rodea, y darnos cuenta cabalmente de por dónde va».

La tecnología y la nueva realidad

El desarrollo de la teconología ha cambiado todos los ámbitos de nuestra vida y cada vez está más presente en la sociedad. Una «revolución tecnológica -ha dicho el rey- que supone «una nueva realidad que ha cambiado la forma de comunicarnos y relacionarnos entre nosotros; de recibir información necesaria para formar nuestra opinión y tomar decisiones; que se ha introducido en nuestras empresas, en nuestras fábricas y en nuestras industrias, transformando los procesos productivos y los empleos, tal y como los conocíamos. Incluso está transformando nuestros colegios, universidades y centros de formación. Nunca antes en la historia de la Humanidad y en un espacio de tiempo tan corto, se habían producido cambios tan grandes».

En definitiva, una nueva era en la que «la educación es, y será sin duda, la clave esencial. Una educación que asegure y actualice permanentemente nuestros conocimientos; pero que también forme en lenguas y en cultura; en civismo y en valores; que prepare a nuestros jóvenes para ser ciudadanos de este nuevo mundo más libres y más capaces y que sepan aprovechar la experiencia de nuestros mayores. Una educación que fomente la investigación, impulse la innovación, promueva la creatividad y el espíritu emprendedor como rasgos y exigencias de la sociedad del futuro, que es ya la sociedad de nuestros días».

Felipe VI ha terminado mostrando su confianza en «en una España consciente, solidaria, firme en sus valores, alejada del pesimismo, de la desilusión o el desencanto» y ha reiterado que no es un momento para fracturas, para divisiones internas, sino para poner el acento en aquello que nos une, construyendo sobre nuestra diversidad; son tiempos para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas».

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