La CIA alertó a la Generalitat del peligro pero los independentistas estaban ocupados con su referéndum

Estaban demasiado ocupados en proteger a ‘okupas’ y perseguir españolistas para acordarse de poner bolardos

Joaquim Forn, l consejero 'catalán 100%' que discrimina víctimas españolas y catalanas, es 50% ecuatoriano

Estaban demasiado ocupados en proteger a 'okupas' y perseguir españolistas para acordarse de poner bolardos
El conseller de Interior de Cataluña, Joaquim Forn y el director de los Mossos, Pere Soler. CT

La inteligencia estadounidense había avisado hace dos meses a las autoridades autonómicas catalanas de que podría producirse un atentado inminente e incluso dio la localización de Las Ramblas

Tras los 13 muertos y más de 50 heridos del atentado en Barcelona -ya reivindicado por el Daesh- está dando la vuelta al mundo una información adelantada por El Periódico de Catalunya sobre la que los partidos políticos, el Gobierno Rajoy, los medios de comunicación y los tertulianos de plantilla  pasan ‘prudentemente‘ por alto y que pone los pelos de punta: la Generalitat de Cataluña había sido alertada.

Y no por cualquiera, sino por la casi onmipresente y omniscente CIA. La agencia de inteligencia estadounidense avisó hace dos meses a sus contactos a alto nivel en Cataluña que la Ciudad Condal tenía altas probabilidades ser el siguiente objetivo tras los atentados en Londres, París y Berlín («¿Qué hace Ada Colau mientras nos ataca el yihadismo? Gastarse 100.000 euros en contra de la islamofobia»).

 La agencia norteamericana concretó que Las Ramblas, ademas de la Sagrada Familia, estaban en el blanco de los terroristas. Como así lo han sido.

Lo dramático, lo inexplicable, lo vergonzoso, es que esa sombría aadvertencia cayó en saco roto, casi a la vez en que el Ayuntamiento presidido por la antisistema Ada Colau rechazaba la recomendación del Ministerio del Interior de España, de poner bolardos u otro tipo de obstaculos en la siempre atestada y muy turística Rambla de Barcelona (Julia Otero se desmorona en directo y lanza una queja estéril: «¿Por qué no había bolardos en Las Ramblas?»).

Unos por temor a perder puntos del carnet de progre, otros por el miedo cerval  a ser tildado de facha o islamófobo y el resto por ignorancia o para no ser acusados de sabotear el ‘espiritu de unidad‘, periodistas y políticos eluden estos días el asunto.

No lo hacen otros en el extranjero y prueba de ello han sido las duras palabras del actual ministro del Interior italiano (Marco Minniti: «Asombra que la Rambla de Barcelona no estuviera protegida»).

No hay excusa posible y tanto Colau, como su lugarteniente Gerardo Pisarello, el concejal que quitó violoentamente la bandera española del balcón del Ayuntamiento hace un par de años, tiene  que dar explicaciones concretas.

El argumento, tan extendido, de que no se puede hacer nada contra los terroristas islámicos porque están decididos a morir y matan en cualquier parte, no se sostiene, como demuestran cada día otros países y no sólo Israel. Si hubiera habido bolardos en La Rambla, no lloraríamos ahora tantas víctimas (Ada Colau trata de cubrirse y dice que los bolardos no habrían evitado la carnicería en las Ramblas).

Y nadie puede olvidar que en Cambrils no hubo otra carnicería a cuchilladas, porque un agente de policía, un mosso de esquadra decidido, tiró de pistola y abatió a balazos a los terroristas (Alfonso Rojo: «Un policía con un par y buena puntería al que estaremos eternamente agradecidos»).

Los Mossos, de cuya dedicación nadie duda aunque reciban críticas estos días, han vivido unos últimos meses muy convulsos por las presiones para que se pongan de parte de la Generalitat y contra la ley en el referéndum ilegal del 1 de octubre.

De hecho hace justo un mes, el 17 de julio dimitió su director, Albert Batlle, antes de ser cesado por el entonces recién nombrado nuevo consejero de Interior, Joaquim Forn. Fue sustituido por Pere Soler, soberanista (El consejero ‘catalán 100%’ que discrimina víctimas españolas y catalanas es 50% ecuatoriano ).

Este Pere Soler y es obligado decirlo tardó un tiempo precioso en llegar a la conclusión de que las docenas de bo,mbonas de butano que aparecían en la casa de Alcanar, en Tarragona, destruida por una explosión fortuita, no iban destinadas a calentar a los marroquies -todos ellos varones, todos jóvenes, todos con antecedentes y reunidos en torno a un imán fanático- que se juntaban allí para rezar a Alá y conspirar.

La alerta de la CIA sobre la posible inminencia de un atentado en Barcelona debió de llegar a la Generalitat poco antes del relevo en la cúpula de los Mossos.

LAS RUINAS DE ALCANAR

Los investigadores que peinan las ruinas de la vivienda que explotó el pasado miércoles en Alcanar (Tarragona), han hallado trazas del explosivo triperóxido de triacetona (TATP), más conocido como la madre de Satán.

El hallazgo refuerza la tesis de que el grupo terrorista que ha causado 14 muertos en Barcelona y Cambrils tenía planes para cometer atentados de mayor alcance.

Entre los cascotes, las vigas y las bombonas de butano los Mossos han detectado muestras de TATP, el material favorito de los fanáticos yihadistas en Europa conocido como ‘La Madre de Satán’.

LLOVÍA SOBRE MOJADO… EN SANGRE

El 11 de septiembre de 2001, dos aviones comerciales se estrellaron contra las emblemáticas torres Gemelas de Nueva York en el World Trade Centre y en el Pentágono de Washington, provocando más de 3.000 muertos.

Aunque a muchos parece haberseles olvidado, el atentado con mayor repercusión a nivel mundial se gestó al otro lado del charco, concretamente en Tarragona.

Fue Ramzi Binalshibh, cerebro del 11-S detenido en 2002 en Pakistán quien reconoció dos años más tarde, que se había reunido con el jefe del comando suicida de AlQaeda, Mohamed Atta en la comunidad catalana «para detallar la ejecución del ataque».

La preparación de la operación comenzó con la llegada de los dos terroristas al aeropuerto de Reus el 8 de julio, donde alquilaron un coche para desplazarse por la zona. Durante los ocho días posteriores – del 9 al 17 de julio- se llevó a cabo la larga cumbre, y mientras tanto, los extremistas islámicos se alojaron en más de tres hoteles de Cambrils con una tercera persona que no se llegó a identificar.

El egipcio Atta de 33 años pasó por el Sant Jordi Hotel, se alojó después en el Hotel Montsant y Playa y abandonó la ciudad para reunirse con el grupo terrorista que secuestró los aviones de American Airlines y United Airlines en Florida. De Binalshibh de origen yemení, solo se identificó como cliente del Hotel Mónica de Cambrils, donde se hospedó antes de partir a Alemania desde el Aeropuerto de Reus.

En un principio, no se reconoció la relación de ambos terroristas hasta que Binalshibh fue encarcelado en Guantánamo y confesó en 2004, que había sido en Cambrils donde culminó el plan llevaba años organizándose en Hamburgo.

 

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