Cuando la Guardia Civil inició las investigaciones de la desaparición del niño de 8 años Gabriel Cruz se topó con una limitación desoladora. En el registro del Ministerio del Interior no figuraba ninguna cámara a menos de 13 kilómetros del punto de la desaparición. Hasta que una patrulla dio con tres cámaras situadas a poco más de dos kilómetros pero en un punto estratégico: la ruta más discreta para acceder a la zona donde apareció la camiseta del pequeño.
Los agentes se dirigieron al titular de los aparatos de videovigilancia, el propietario de los hoteles Cala Grande y Cala Chica, que no puso ningún obstáculo para entregar los discos duros. Estos almacenaban grabaciones anteriores incluso al día de la desaparición, según han confirmado fuentes de los establecimientos. La cámara clave está situada en la entrada del primero, en la esquina de un pequeño estanque, y su perspectiva se extiende por una de las calles que llevan a la ruta de la depuradora, según recoge El Periódico.
Aunque por el ángulo de visión no sería fácil descifrar las matrículas, más difícil lo tenían aún los investigadores de la desaparición de Diana Quer y un laboratorio especializado dio con una prueba clave al identificar el vehículo por detalles externos que parecían insignificantes.
VÍDEO DESTACADO: La novia del padre del niño Gabriel, en el foco de la investigación