La ejecución de un hombre ayer en California ha destapado no poca polémica, como por otra parte suele ser habitual. En este caso no ha sido por las dudas que despiertan a veces los procesos o por el profundo arrepentimiento del condenado o su cambio de ideas que le hubiere llevado a pasarse sus días en el pasillo de la muerte recomendando a los niños que no fuesen violentos, sino que la polémica ha respondido a que el reo en cuestión era ya un anciano y estaba sordo y ciego.
Normalmente la aplicación de la pena de muerte suscita una catarata de críticas, sobre todo cuando se hace en Estados Unidos (curiosamente poco o nada se dice del país que más penas de muerte aplica en el mundo, China, o de aquellos países en los que te pueden ahorcar por sodomita) y no estamos hoy ante una excepción.
Podemos encontrar algunos artículos interesantes como lo es, y mucho, el que le dedica Santiago Riesco en su Humaniza sin piedad, escrito de una forma muy neutra y ofreciendo mucha información desapasionada: está claro que cuando se presentan bien no hay nada más convincente que los hechos.
Mucho más viscerales son las opiniones que le dedican Siro López, habitualmente dedicado a otros menesteres menos vinculados a la actualidad, con un llamativo “microartículo”; y José Luis González, que se muestra extremadamente crítico con Schwarzenegger en su EuroGaceta:
El pésimo actor metido a pésimo político Arnold Schwarzenegger se supera. En apenas un mes, Arnold ha culminado dos crímenes de estado (…).
Aunque usar aquí la expresión crímenes de estado es notoriamente incorrecto (podemos estar en contra de una ejecución y lo estamos pero un proceso legal con todas las garantías no es un crimen de estado) deja ver muy a las claras la indignación del autor.
Manuel Segura se posiciona en su blog radicalmente en contra de la pena de muerte en general y de esta ejecución en particular, ofreciendo también bastante información al respecto:
Así las cosas, nadie ha frenado una muerte anunciada. «Nos hace caer más bajo que nunca», ha dicho su abogado, Michael Satris, quien había argumentado que este castigo sería inusualmente cruel para un anciano que acababa de cumplir 76 años.
Por último, al hilo de este tema traemos también aquí una anotación del excelente blog El destino del Iscariote que nos da noticia de una singular asociación que vela por los derechos humanos y lucha contra la pena de muerte. Lo mejor el nombre: “Que nadie toque a Caín” y una nota en la que se puede ver que, en este tema, no todo lo que viene de EE.UU. es malo.
