Comentarios sí, comentarios no

Una de las preocupaciones que me transmiten a menudo algunos de los bloggers de Periodista Digital son los comentarios: unos más que otros pero muchos de los compañeros de página se muestran preocupados por los comentarios, por su tono, por que es raro que se creen debates realmente interesantes en ellos, porque muchas veces están repletos de insultos…

Muchos piensan, pensamos me atrevería a decir, que los comentarios son una parte inherente de esas cosas difíciles de definir que hemos dado en llamar blogs, pero no todo el mundo parece compartir esa opinión, de hecho, una de las bitácoras más visitadas y referenciadas de la blogocosa española, Microsiervos, los eliminó hace unos cuantos meses en una decisión que generó no poca polémica en nuestro pequeño mundo.

Ese es uno de los temas a los que más atención se presta en una pequeña entrevista que publicó el pasado lunes El País con los tres editores de Microsiervos, Alvy, Nacho y Wicho:

“Sólo uno de cada diez comentarios aportaba algo a la conversación”, recuerdan. Cuatro meses después viven “mucho más tranquilos” y tiene tiempo para escribir “más cosas y mejores”.

De sus palabras se desprende que el control de los comentarios les quitaba mucho tiempo que prefieren dedicar a la confección de más contenido.

Está claro que lo ideal sería contar con comentaristas que aportasen siempre enriquecedores discursos llenos de saber, también está claro que estaría muy bien que no se recurriese con tanta facilidad al insulto como descalificación argumental, pero las dos cosas son, por desgracia, prácticamente imposibles en un ámbito de libre acceso como un blog en el que, por suerte o por desgracia, es casi imposible “reservar el derecho de admisión”.

La duda es, por tanto, si ese único comentario entre diez que “aporta algo a la conversación” hace que valga la pena soportar los otros nueve de estupideces y descalificaciones (una estimación un poco pesimista, creo yo).

Desde mi modesto punto de vista la respuesta se basa en dos claves: la primera es que no es imprescindible leer los comentarios, el usuario puede decidir si quiere pasar de ellos; la segunda que el espacio en Intenet es elástico por naturaleza, es decir, excepto en situaciones muy concretas tener comentarios no va a significar que haya que reducir el espacio para lo demás ni que sea para el usuario más difícil leer los artículos.

Por sólo diez justos Jehová habría salvado Sodoma y Gomorra, y no es tan difícil tener diez comentarios “justos” en un blog ¿no? Anímense y frente a los que insultan recuerden que no ofende quien quiere, sino quien puede.

Por cierto, no dejen de leer la entrevista que es francamente interesante.

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