(PD/Agencias).- La Policía Nacional ha desarticulado una red dedicada a la grabación y distribución de productos audiovisuales pirateados que operaba en la Costa del Sol. En la operación, desarrollada en Málaga y Fuengirola, han sido detenidas 31 personas, 18 de nacionalidad china y 13 de origen subsahariano.
El material incautado ha sido valorado en 360.145 euros por los peritos de la Comisión Antipiratería del Ministerio de Cultura.
Durante la operación policial, denominada ‘Uria’, se han practicado cinco registros en los que se ha intervenido unos 19.000 CD y DVD, así como diverso material informático empleado para la elaboración de las copias. Destacan tres torres de grabación o «tostadoras»; y siete grabadoras individuales con un total de 33 «bocas grabadoras»; una impresora color de gran calidad para las carátulas, una maquina destructora de CD, una guillotina, dos ordenadores portátiles, 10.291 CD grabados y 8.672 DVD grabados, además de 1.550 CD vírgenes y 840 DVD vírgenes. Se intervinieron también 228 folios catálogo con carátulas a color de películas y música y numerosos bolsos falsificados de conocidas marcas.
Las investigaciones se iniciaron hace aproximadamente dos meses al detectarse un incremento de la venta de estos productos en la vía pública. Las primeras gestiones se centraron en torno a varias personas, de origen africano, que los vendían diariamente en paseos marítimos y centros turísticos. Los agentes determinaron que se estaba ante un grupo organizado establecido en la localidad de Fuengirola y que mantenía además contactos periódicos con ciudadanos de origen asiático que formaban un eslabón superior en la red desarticulada.
Los investigadores consiguieron localizar varios domicilios en Málaga capital que eran utilizados por la organización para el almacenaje del material pirateado. Estaban ubicados de manera estratégica en varios puntos del casco urbano de la ciudad. De esta manera, en el caso de ser descubierta la actividad delictiva por la Policía, la red sólo perdería parte del material falsificado y listo para su distribución.
Las investigaciones realizadas permitieron conocer el fuerte control que estas redes organizadas de origen asiático ejercen sobre sus miembros «mediante amenazas de muerte y, en ocasiones, ajustes de cuentas». De hecho, a uno de los detenidos se le imputa homicidio en grado de tentativa por las lesiones causadas con un machete en la cabeza a otro miembro del grupo.
