Escritores españoles apuestan por un canon digital más justo

(PD / EFE).- Escritores españoles que participan en la novena edición del encuentro literario luso Correntes D’Escritas consideraron necesaria la existencia del canon digital, aunque abogaron por una mayor justicia en su aplicación. Juan Jesús Armas Marcelo dijo que está de acuerdo con que la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) luche por los derechos, aunque manifestó sus dudas sobre la «justicia» de la ley española que regula este aspecto y opinó que es necesaria una revisión de la misma.

En declaraciones al margen del encuentro de escritores de expresión ibérica que se celebra en la norteña localidad de Póvoa de Varzim, lamentó la «politización» de este asunto y avisó de que en España se pueden reproducir casos similares a Perú y Colombia, donde la piratería literaria es masiva.

Eduardo Mendoza afirmó que hay que ser «muy cuidadosos» y no aplicar el canon de una forma generalizada, sino estudiar «punto por punto» su aplicación. En opinión del autor de ‘La verdad sobre el caso Savolta’, la cultura no tiene porqué ser gratuita y apuntó como necesario el refuerzo del pago que realizan las bibliotecas por cada uno de los préstamos que hacen de los libros que reúnen.

El autor asturiano Ignacio del Valle coincidió con Armas Marcelo en que hay que estar preparado para que la edición literaria sufra similares consecuencias de la piratería, al igual que la industria musical y cinematográfica, cuando se implante el «libro digital» en las nuevas generaciones.

Al mismo tiempo, Del Valle consideró «delirante» que los jóvenes tengan que pagar un euro por el préstamo de libros en las bibliotecas, ya que ellos son la cantera de lectores y escritores.

Carmen Riera criticó la propuesta electoral del líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, de «abolir» el canon digital, aunque indicó que habría que buscar nuevas fórmulas de «mayor justicia» para evitar el pago de una compensación al comprar equipos informáticos por la mera posibilidad de hacer copias ilegales.

Por contra, el autor gallego Carlos Quiroga consideró «abusivo» que, a cuenta de los derechos de autor, una serie de «funcionarios» se nutran del trabajo de los autores. «Soy partidario de una actitud más ácrata y libertaria en cuanto a la obra de arte. Si alguien va a obtener un beneficio a partir de ella sí se debe recibir algo de dinero, pero me parecen bien las copias personales», dijo Quiroga.

El guatemalteco Eduardo Halfon, que adelantó que su opinión no es del todo justa, ya que su mayor fuente de ingresos no es la literatura, consideró que sería el «hombre más feliz del mundo» al ver algunas de sus novelas pirateadas, por lo que significaría para la difusión de su obra. Afirmó estar encantado de que sus cuentos circulen por internet y que la gente los pueda leer, sin beneficio económico para él, ya que lo que quiere es que su obra sea conocida.

El escritor peruano Oscar Málaga explicó que en su país la piratería está «muy desarrollada» y hace mucho daño a la literatura, pues a los escasos días de la publicación de una novela, aparece una edición pirata idéntica. Málaga dijo que escritores consagrados como Mario Vargas Llosa venden en Perú cerca de 9.000 ejemplares de sus libros, mientras que en el mercado pirata estas cifras podrían alcanzar las 30.000 copias. Explicó que el Gobierno intenta luchar contra esta lacra y crear una conciencia nacional del daño que hacen a los escritores nacionales, lo que provoca que cada vez sea mayor el número de peruanos que optan por comprar sólo libros piratas de autores extranjeros.

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