Polaroid avanza hacia el futuro con una saludable dosis de nostalgia

(PD).- Hubo un tiempo en el que millones de familias sacaban fotografías con cámaras Polaroid y disfrutaban pasándose las imágenes recién imprimidas allí mismo, en lugar de esperar una semana a que las revelaran.

EScribe Anne Eisenberg en The New York Times que ahora, Polaroid quiere evocar esa época dorada y analógica de enormes ventas y gratificación instántanea, pero con imágenes captadas por cámaras digitales y teléfonos móviles. Este otoño, la empresa tiene previsto comercializar una impresora de mano que reproduce imágenes en color en unos 30 segundos.

Envíe una fotografía desde un móvil a la impresora y, tras un suave ronroneo, sale la copia a todo color, seca al tacto.

La impresora, que se conecta sin cables vía Bluetooth a los teléfonos y mediante un cable a las cámaras, costará alrededor de 100 euros. Las imágenes serán de 5×7 centímetros, el tamaño de una tarjeta de crédito. Estas nuevas impresoras son tan ligeras que un ejecutivo de Polaroid que las estaba enseñando hace poco tenía tres discretamente metidas en distintos bolsillos de su ajustada chaqueta.

La impresora se abre como un estuche de maquillaje, con un reconfortante «clic». En su interior, no hay cartuchos ni toner ocupando espacio, sino un microprocesador, un cabezal de impresión termal de 5 centímetros de longitud y un nuevo tipo de papel con capas microscópicas de cristales de teñido que pueden crear multitud de colores al calentarse.

Cuando el archivo de imagen se envía de la cámara a la impresora, un programa traduce la información de los píxeles a información de calor. A renglón seguido, cuando el papel pasa por debajo del cabezal de impresión, el calor activa los colores del papel y forma imágenes nítidas.

Este inusual papel fue creado por antiguos empleados de Polaroid que iniciaron allí el proceso. Más tarde, en 2005, constituyeron una empresa aparte, Zink Imaging, después de la quiebra de Polaroid y su venta final al Petters Group Worldwide de Minnetonka, Minnesota. La empresa Alps Electric Company de Tokyo fabricará las impresoras.

El posible mercado para la impresión instantánea de fotos sacadas con móviles o cámaras digitales está muy poco explotado, según Steve Hoffenberg, analista de Lyra Research, una empresa de investigación de mercado de Newtonville, Massachusetts. «Ahora mismo hay una explosión de fotos», puntualiza, «sobre todo por la ingente cantidad de móviles con cámara que hay en todo el mundo». Lyra prevé que en 2008 se distribuirán 880 millones de móviles con cámara.

Pero a las nuevas impresoras quizá les cueste hacerse un hueco. En 2008 se sacarán unos 478.000 millones de fotografías en todo el mundo, según Hoffenberg, la mayoría por móvil, pero sólo una pequeña fracción de esos clics acabará imprimiéndose. «La gente puede colgar los archivos fotográficos en una página web o mandárselas por correo electrónico a otras personas», explica. «Actualmente, existen muchas opciones».

Es posible que las impresoras triunfen en las ocasiones sociales como una reunión familiar, conjetura Hoffenberg, o entre adolescentes a los que les gusta intercambiar fotos, o entre grupos profesionales como agentes inmobiliarios que quieren entregar una foto instantánea a un comprador en potencia.

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