¿Merece la pena bajarse el Chrome y cambiar de navegador?

(PD).- Google, que lanzó su navegador Chrome el pasado 3 de septiembre, ha adquirido la entidad suficiente como para que cualquier novedad que le afecte mueva todos los resortes de Internet.

Por eso la salida de Chrome recibió la atención de todos los medios de comunicación y como consecuencia más directa consiguió una cuota del 1% en el mercado de los navegadores en sólo un día. ¿Realmente esta irrupción tiene tanta transcendencia?

Dice Benyi Artregoces en Consumer que, de cara al futuro, es probable que sí, pero hoy en día, y aunque Chrome es un navegador prometedor, lo cierto es que se encuentra en fase beta, presenta algún problema de seguridad y ciertos fallos de programación. Aun así, el revuelo montado por su aparición habla muy bien de su estrategia de marketing.

Google sólo ha lanzado la versión de Chrome para Windows. Su estética se inspira claramente en la que Microsoft ha impuesto a todos sus lanzamientos desde la aparición de Windows Vista, con la supresión de la barra superior que contiene el acceso a todos los menús de la aplicación. Además, las pestañas pasan a ocupar la parte superior de la página.

Pero el diseño no es el único aspecto que se debe tener en cuenta. En el mundo de los navegadores también son importantes factores como la rapidez de carga de las páginas, el respeto a los estándares web, la optimización del consumo de memoria RAM, las posibilidades de personalización o la facilidad de manejo.

Se trata de un mercado muy maduro, con decenas de navegadores distintos aunque los más conocidos sean Internet Explorer (claro dominador en Windows y, por ende, en Internet), Firefox (líder en GNU/Linux y con buenas cuotas en Windows y Mac Os X), Opera (un navegador aclamado por los expertos que cuenta con versiones para todos los sistemas operativos) y Safari, que se incluye por defecto en los Mac Os X.

Justamente, Chrome utiliza el mismo motor interno (el mecanismo que gestiona la carga de las páginas) que Safari (aunque en una versión más antigua), denominado WebKit, y aporta un sistema propio, bautizado como V8, para gestionar los Javascript, uno de los códigos más habituales en Internet, que se utiliza en muchas de las aplicaciones web que usan Ajax y que Google emplea para mostrar su publicidad contextual. El resultado es un navegador veloz a la hora de realizar tareas «online», pero que se enfrenta a rivales que mejoran día a día su rendimiento y le igualan o superan en algunos aspectos.

Las principales novedades técnicas

La novedad técnica más importante del programa de Google radica en una nueva idea: vincular cada pestaña del navegador a un único proceso del sistema operativo. De esta manera, en caso de que una página se bloquee, el navegador no se cierra, como sucede con los rivales, aunque si el fallo resulta ser del propio programa el «cuelgue» es similar al software convencional.

Para gestionar esta característica, el navegador utiliza su propio administrador de tareas, muy parecido al que emplea Windows, que permite cerrar aquella pestaña que cause problemas. Además, incorpora una función similar a la aplicación de Firefox y Opera Speed Dial, un programa que cada vez que se abre una pestaña nueva muestra las páginas más visitadas, los últimos favoritos guardados y los buscadores más utilizados. Otro aspecto bien trabajado ha sido la importación de marcadores y contraseñas de Firefox e Internet Explorer, lo que permite una transición más cómoda entre estos programas.

Características que no son nuevas

Por lo demás, la mayor parte de las características de Chrome ya se han visto en otros navegadores, aunque no en Internet Explorer, el más popular. Por ejemplo, el modo «incógnito» que presenta Safari; la estrella para añadir favoritos, que ofrece Firefox 3, o la barra de direcciones polivalente, que se encuentra también en Firefox 3 y que permite introducir peticiones directamente en el buscador seleccionado de modo que, mientras se teclea, proporciona alternativas obtenidas entre las direcciones favoritas o las visitadas con anterioridad.

Por otro lado, se debe señalar que Chrome presenta carencias respecto a la competencia, lo que se puede achacar en parte a su estado incipiente, aunque también presumen de presentar un «navegador minimalista». Así, el navegador de Google no cuenta con la posibilidad de instalar extensiones (aunque lo tienen planeado), ni maneja los RSS, ni es tan cómoda la configuración de «guardar sesiones» como en Firefox.

Su gran rival en cuanto a prestaciones es Mozilla Firefox, merced al numeroso grupo de complementos que su comunidad de usuarios ha realizado y que aumentan la versatilidad y personalización de este navegador.

Unificar los servicios de Google en el navegador

Muy atinadamente, Chrome se orienta a mejorar el comportamiento del navegador con las numerosas aplicaciones web que ofrece Google: los mapas, la suite ofimática «online», el correo electrónico Gmail, el gestor de fotografías Picasa, etc. Precisamente, el navegador de Google busca brindar una mejor integración con su aplicación rica de escritorio Gears, que permite usar todas esas aplicaciones web sin necesidad de conectarse a la Red.

Con este fin, ha creado unos accesos directos especiales para el escritorio que abren una versión reducida del navegador cuando se quiera entrar a cualquier aplicación web, sea de Google o no.

El rendimiento de Chrome

A Chrome ya se le ha sometido a diversas comparaciones con otros navegadores, con resultados bastante dispares. Por ejemplo, en el sitio web Exo.blog hicieron una prueba a las versiones 7 y 8 (en fase beta al igual que Chrome) de Internet Explorer, al Firefox 3.01 y a Chrome, basada en abrir los mismos 10 sitios web en distintas pestañas. Chrome fue el navegador que más memoria consumía, Firefox, el que menos. Según los autores del estudio, este dato se puede deber a la propia estructura de Chrome, que crea un nuevo proceso en el sistema operativo por cada pestaña abierta en el navegador.

Otras pruebas se han centrado en estudiar el rendimiento del motor de Javascript. Los resultados reflejan que Chrome es más rápido que los demás navegadores en diversos test, aunque varía mucho su respuesta, desde una gran ventaja hasta márgenes mucho más ajustados. El nuevo motor de Javascript que tendrá Firefox en la versión 3.1, de nombre TraceMonkey, es más rápido que el V8 de Chrome, según Mozilla.

Una de las pruebas más interesantes la han realizado los promotores de la aplicación web Zimbra. Han estudiado las últimas betas de Chrome, Safari, Internet Explorer y Firefox y han encontrado que la más rápida cuando se trata de gestionar su aplicación es Safari, seguida de Chrome.

La seguridad

El día previo a la salida del navegador, Google aseguró que su programa hacía hincapié en la seguridad. Sin embargo, el mismo día del lanzamiento, los hackers aficionados a detectar agujeros en el software hallaron diversos fallos, algunos debido a que usa una versión anticuada del WebKit, y cientos de bugs.

Chrome se ha realizado con un licencia abierta, lo que permite comprobar el uso del código que realiza Google y, en ese sentido, resulta más transparente que Internet Explorer, Opera o Safari. En el segmento de los navegadores, ya hay varios que se basan en software libre, como Firefox, Konqueror o Flock. Chrome se suma a este panorama y ahora está en manos de los usuarios apostar por uno de ellos.

Con la dimensión que ha tomado Google, principal buscador en muchos países, principal agencia de publicidad «online» y gestor de sitios de contenidos tan potentes como YouTube o Blogger, esto impide en gran medida usos ilícitos del navegador, porque serían detectados con facilidad por cualquier experto informático.

Puerta abierta a la publicidad dentro de Chrome

La cesión de los derechos de autor a Google de todo lo que se envíe a través del navegador ha sido una de las cláusulas (la 11) de las condiciones de servicio que ha causado polémica.

Google ha rectificado con rapidez y la ha retirado, con el argumento de que se trataba de un contrato estándar que sirve también para otro tipo de servicios, aunque en la traducción al español todavía se puede leer la versión anterior. Sin embargo, otra cláusula (la 17), por la que Google se reserva la posibilidad de insertar publicidad dentro del navegador, ha pasado más inadvertida.

Opera ya probó, sin demasiado éxito, el modelo de negocio de brindar gratuitamente un navegador que se financiaba con la publicidad que mostraba a los usuarios. Si algún día Google incluyera publicidad en este navegador, se podría producir un curioso efecto por ser esta empresa la gran central de medios «online».

Así, Google podría ganar más dinero y dejar de compartir los ingresos publicitarios con miles de sitios web y blogs suscritos a su programa AdSense, porque ya no le serían necesarios. Los usuarios verían los anuncios contextuales dentro del navegador en lugar de hacerlo sólo en los sitios web suscritos.

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