(PD)-. El simple hecho de que su círculo de amigos sea usuario de Hi5, Tuenti o MySpace finalmente arrastra a miles de personas a interrelacionarse a través de Internet. Giglio Pascal Cortés Ramírez, chileno de 35 años, engrosaba las filas de los escépticos hasta hace unos días, cuando recibió una solicitud de un hijo suyo que no veía desde hace 13 años para incorporarse a su lista de amigos de Facebook.
«Me puse muy nervioso, sentí dudas. No estaba seguro de si era mi hijo o no«, afirma al diario argentino Clarín. Giglio se separó de su anterior pareja en 1995 y emigró al norte del país, explica, y si bien afirma que se esforzó en encontrar a su hijo, nunca lo logró.
«Me llevé una sorpresa inmensa. No sabía qué hacer. No pude aceptarlo enseguida ¿Cómo saber si era mi hijo? En la solicitud no había fotos suyas y creo que tampoco hubiera podido reconocerlo porque no lo veo ni hablo con él desde que tiene un año. Era un desconocido para mí. Esa solicitud era lo único que tenía en la mente. Pensaba en si era él, en qué es lo que está pasando, si querrá hacerme preguntas de mi pasado, de su pasado. Qué sucedió con su madre, o simplemente preguntarme cómo soy yo, él tampoco sabía mucho de mí, más que mi nombre. O querrá saber porqué no me vio en 13 años, o pedirme alguna cosa, reclamar otra, gritarme porque nunca estuve para él. Muchas cosas pensaba».
Giglio estuvo cuatro días pensando qué hacer, y finalmente aceptó la petición. En la actualidad padre e hijo chatean como si el tiempo no hubiera pasado, y ya planean reencontrarse en un futuro próximo. «Yo encontré a mi hijo en Facebook», afirma.
Y todo gracias a que a Pablo, de 14 años, se le ocurrió la idea de buscar a su padre en la conocida red social. «Créase o no, no soy muy amigo de Internet«, sigue diciendo Giglio.