(PD)-. La SGAE y sus acólitos intentan convencernos de la justicia de su causa denunciando a joteros y falleros. Pero lo único que defienden es su bolsillo, tal y como demuestran estudios como el que se acaba de presentar en Holanda: el intercambio de archivos aporta unos beneficios de 100 millones de euros a las arcas del país de los tulipanes.
El estudio de 142 páginas desgrana que el hecho de que la gente comparta contenidos «da acceso a un amplio rango de bienes culturales», tal y como se recoge en MuyComputer.com.
Un usuario se descarga un disco de un grupo de música, y en el caso de que le guste, estará abierto a comprar su nuevo disco o a acudir a su próximo concierto. Son estrategias a largo plazo: el ciudadano aumenta sus conocimientos, y luego alcanza una mayor gama de contenidos.
La situación de los programas de intercambio de archivos (p2p) en Holanda es similar a la española. Y como tal, también cuentan con un potente lobby liderado por las discográficas y por la industria del cine que quiere acabar con el libre flujo de la cultura.
Pero las prácticas antipopulares de la industria tradicional están condenadas a morir, tal y como han manifestado en los últimos días empresas punteras como Google.