La buena relación entre YouTube y Hollywood no siempre fue tan cordial. Al contrario, la plataforma fue un ‘enemigo’ que terminó transformándose en el héroe.
En 2007 Viacom demandó a YouTube, que el año anterior había sido comprada por Google, por 1.000 millones.
En la plataforma se compartían videos de su producción, como South Park y The Daily Show With Jon Stewart, sin que lo hubiera autorizado, y sin que se le pagaran regalías.
Al cabo de siete años de peleas en los tribunales, YouTube llegó a un arreglo extrajudicial para compensar a Viacom, cuyas cifras se desconocen.
El caso mostró la primera controversia del sitio que actualmente es el segundo del mundo: violación de copyright.
YouTube parecía ir en camino de convertirse en un paria para la industria del espectáculo. Sin embargo, actualmente muchos estudios de Hollywood ven a la plataforma más bien como a un socio.
En 2020, por ejemplo, NBC Universal incluyó a YouTube entre las plataformas para lanzar más de 10 películas on-demand, entre ellas Trolls World Tour, que en sus primeras tres semanas logró 95 millones por streaming.
“Hemos pasado a ser la plataforma que no les producía dinero y a la que les hacían juicios a ser la plataforma que les paga sumas enormes de dinero y les facilita un montón de usuarios”, dijo el director comercial de YouTube, Robert Kyncl, a Los Angeles Times.
Y agregó: “Kelly es una clave del asunto”.
Kelly es Kelly Merryman, exejecutiva de Netflix que llegó a YouTube exactamente luego del acuerdo con Viacom.
“Era necesario consolidar más confianza”, dijo la vicepresidenta de alianzas de contenido de la plataforma a la que se suben más de 500 horas de contenido por minuto y en la cual se miran más de 1.000 millones de horas de video por día.
Generar confianza implicó, centralmente, que Merryman se esforzara por cambiar la percepción que Hollywood tenía de YouTube. Aquella imagen que había congelado el litigio de 2007, YouTube como un barco de piratas, debía desaparecer.
Merryman pensó en hacer virtud de la necesidad y ofrecerles a los estudios y productoras de contenido precisamente lo que no les gustaba: el gran alcance de YouTube. Solo que, ahora, sería bajo su control, para promover sus espectáculos y sus películas. “El contenido premium también beneficia a YouTube, que obtiene ingresos de los anuncios en los videos y comparte ese dinero con sus socios”, agregó el LA Times.
Así creó un vínculo que hace 15 años parecía imposible. Y durante la pandemia de COVID-19, cuando la gente del mundo entero pasó la mayor parte de 2020 en su casa, “los estudios han confiado cada vez más en YouTube para atraer a un público más joven a las nuevas plataformas de streaming”.