Dos informáticos evalúan el grado de ‘engaño’. Podría servir a los países que pretenden legislar el etiquetado de imágenes retocadas.
Están por todas partes: en portadas de revistas, marquesinas de autobuses, vallas publicitarias… Las bellísimas modelos de extrema delgadez, con piernas interminables y una piel de terciopelo libre de manchas y arrugas crean una imagen idealizada que la mayoría de las veces no se ajusta a la realidad.
Conscientes de los negativos efectos de estos retoques fotográficos en la salud pública, varios países, entre los que se encuentran Estados Unidos y Reino Unido, han considerado adecuado legislar el etiquetado de las fotos retocadas.
Los anunciantes y editores no han tardado en mostrar su desacuerdo y, mientras el debate continúa sobre la mesa, un profesor de informática del estadounidense Dartmouth College de Hannover ha desarrollado, junto a uno de sus alumnos, un programa que permite determinar si una imagen se ha retocado digitalmente y en qué grado ha sido modificada.
Los creadores del software, Hany Farid y Eric Kee, han publicado el método que consigue desenmascarar a los famosos en el último número de la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS, en sus siglas en inglés). Para la investigación reunieron 468 pares de imágenes (real y retocada) que habían sido publicadas en medios online y las sometieron a un modelo matemático que logró determinar ocho parámetros geométricos y fotométricos en todas ellas.
«Esta clasificación puede proporcionar pistas para que los publicistas disminuyan el excesivo retoque digital, tan común hoy en día», apuntan los investigadores.
Como ejemplo, cabe recordar lo ocurrido con L’Oreal el verano pasado, cuando la Agencia de Estándares de Publicidad de Reino Unido obligó a la multinacional de cosméticos a retirar dos anuncios en los que las imágenes de la actriz Julia Roberts y de la modelo Christy Turlington estaban demasiado retocadas digitalmente.
L’Oreal admitió haber utilizado técnicas de posproducción en las publicidades de sus marcas Maybelline y Lancôme para «reducir las sombras, suavizar los labios y oscurecer las cejas» en la imagen de Turlington.
La parlamentaria liberal-demócrata Jo Swinson recordó entonces que en los últimos 15 años, los desórdenes alimentarios se habían duplicado en Reino Unido.