EL SER HUMANO ES UN ANIMAL DE COSTUMBRES

10 cosas que haces mal todos los días y ni te enteras

Todos los días realizamos sencillas acciones cotidianas que podrían tener una forma más fácil y útil de llevarse a cabo.

Pelar ajos de forma rápida y sin que te quede olor en las manos, evitar que la leche o el zumo salpique al usar un tetrabrik

Por ser rutinarias, restamos importancia a muchas de las pequeñas acciones que realizamos cada día sin cuestionarnos si las hacemos bien o mal.

Mira el vídeo y si te quedan ganas, repasa estas notas:

  • #1. Usar mucho jabón en la ducha
    La piel se vuelve más seca con la edad y los jabones, al ser astringentes, la secan aún más. Utiliza la mínima cantidad de jabón y sólo en las zonas más necesarias como los pliegues. Para el resto del cuerpo el agua jabonosa que va cayendo es suficiente.
  • #2. Trabajar sin planificar tus descansos
    Todos tenemos unas horas especialmente productivas a lo largo del día durante las que nos resulta más fácil concentrarnos y trabajar a gusto. El problema es que no sabemos aprovecharlas porque no nos detenemos a identificarlas.
    Si rindes bien en tu trabajo de once a una, no tomes el descanso a las 12. Planifica tus descansos en los momentos que no interfieren con tu ritmo de trabajo.
  • #3. Contestar los ‘WhatsApps’ de tu jefe
    Es necesario poner límites entre la vida profesional y la privada lo antes posible, ya que cuanto más tarde más cuesta. Psicólogos señalan el peligro de llevar las relaciones profesionales a un contexto, como el de WhatsApp, en el que se manejan sobre todo las personales. Además, si utilizamos WhatsApp en nuestra relación laboral con nuestro jefe, él podrá ver si hemos leído su último mensaje y si estamos dándole vueltas a la respuesta.
  • #4. Añadir aceite al hervir la pasta
    Añadir aceite al agua para la pasta hace que luego la salsa no se adhiera. La clave para que el espagueti no se pegue ni se apelmace está en utilizar la cantidad adecuada de agua: 1 litro cada 100 gramos de pasta seca y 1 litro y medio cada 100 gramos de pasta fresca.
  • #5. Secarte las manos con papel
    Se gastan kilos y kilos de papel de uso higiénico cada año, en los que se incluyen las toallas de papel de los baños públicos. Hay una técnica para ahorrar y cuidar así un poco más nuestro planeta: sacudir bien las manos antes de secarlas. Rudimentario, pero salva el mundo.
  • #6. Respirar con el pecho
    Usamos el pecho en lugar del diafragma. Una buena oxigenación tiene efectos positivos sobre el sistema nervioso, ayuda a bajar la presión sanguínea, reducir las inflamaciones y el dolor, mejorar la resistencia física y mantener el estrés a raya. Además, si aprendemos a respirar bien, no sólo ganaremos en salud sino que gestionaremos mejor nuestras emociones.
  • #7. Lavarte los dientes con movimientos horizontales
    Cepillarte con movimientos horizontales y olvidarte del hilo dental son errores graves y frecuentes. El cepillado correcto se realiza con un movimiento vertical, desde la encía hacia abajo. Y no sólo eso hacemos mal. El cepillado debe durar de dos a tres minutos, pero la gran mayoría no llegamos a uno.
  • #8. Realizar ejercicio sin preparación previa
    Practicar ejercicio a demasiada intensidad, saltarte los calentamientos y, ese otro vicio, detenerte en seco, es fatal para el cuerpo. Es importante realizar una entrada en calor previa, adicionando ejercicios de flexibilidad, y aumentar la intensidad del ejercicio de forma progresiva. Y, si no quieres exponernos a lesiones, no hay que olvidar los estiramientos al final.
  • #9. Pronunciar algunas palabras
    Palabras como Gabriel, Israel o constreñir hacen que se nos trabe la lengua. Decimos Grabiel y acabamos diciendo Israel como si tuviéramos la boca llena. En general, esta falla se debe a prácticas incorrectas adquiridas a través del entorno y que perduran en el tiempo. Entre las palabras peor pronunciadas del castellano se encuentran: veniste en vez de viniste, transtorno en lugar de trastorno, idiosincracia por idiosincrasia y perjuicio a cambio de prejuicio.
  • #10. Cerrar una bolsa de patatas fritas
    A todos nos ha pasado alguna vez que al querer cerrar una bolsa de patatas acabamos doblándola como podemos, confiando que no se volverá a abrir. El origami, ese arte japonés que utiliza papel y nada más para crear formas, nos da un método para cerrar la bolsa fácilmente.

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