Robótica

Así es el inquietante abrazo de un robot

Estos brazos robóticos están experimentándose manos blanditas con almohadillas de algodón, poliéster, goma y de otro tipo

La singularidad tecnológica es el advenimiento hipotético de inteligencia artificial general (también conocida como «IA fuerte«, del inglés strong AI). La singularidad tecnológica implica que un equipo de cómputo, red informática, o un robot podrían ser capaces de auto-mejorarse recursivamente, o en el diseño y construcción de computadoras o robots mejores que él mismo. Se dice que las repeticiones de este ciclo probablemente darían lugar a un efecto fuera de control -una explosión de inteligencia-​​, en donde las máquinas inteligentes podrían diseñar generaciones de máquinas sucesivamente más potentes. La creación de inteligencia sería muy superior al control y la capacidad intelectual humana, según wp.

La singularidad tecnológica ocasionará, según Albert Cortina y Miquel-Ángel Serra, cambios sociales inimaginables, imposibles de comprender o de predecir por cualquier humano. En esa fase de la evolución se producirá la fusión entre tecnología y también inteligencia humana, en donde la tecnología dominará los métodos de la biología hasta dar lugar a una era en que se impondrá la inteligencia no biológica de los posthumanos, que se expandirá por el universo.

Ahora un nuevo trabajo experimental procede del Departamento de Inteligencia Háptica del Instituto Max Planck de Stuttgart (Alemania) donde su directora Katherine Kuchenbecker presentó un trabajo titulado Soporte emocional para humanos mediante abrazos robóticos. Un curioso título para un tema (el del apoyo emocional mediante máquinas y animales de compañía) que da para mucho, segúnrecoge Spectrum y @Alvy en microsiervos.

Entre los beneficios que tienen este tipo de abrazos robóticos –que mal medidos seguramente podrían crujir al humano en cuestión– están la mejora de la tensión arterial, los niveles de oxitocina y la «liberación de estrés».

Al parecer en estos brazos robóticos están experimentándose manos blanditas con almohadillas de algodón, poliéster, goma y de otro tipo; también prueban diferente duración, temperatura (puede generar calor) y por supuesto fuerza. En general de los 30 sujetos que hicieron la prueba 12 prefirieron los «abrazos blanditos y calurosos», y también varios «los fuertes y firmes, como que te exprimen un poquito». Difícil de valorar y ajustar, seguramente.

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