"Lo que hagas, hazlo perfecto y que emocione a todo el mundo"

Visperas del iPhone6: Todas las claves para entender el éxito de Apple y Steve Jobs

El genio fue capaz de crear dispositivos tan revolucionarios como la Mac, el iPhone o el iPad,

En medio de una reunión podía escucharse en un tono amenazante: "¡Pedazo de imbécil, nunca haces nada a derechas!"

Los rumores sobre lo que Apple presentará en la misteriosa cita convocada para el próximo martes mencionan desde un iPhone gigante a un iWatch.

Pero durante el acto, el gigante informático debe esclarecer las dudas que rodean las cinco siguientes cuestiones: Apple fue cuestionada sobre su capacidad para poder seguir innovando tras la muerte de su carismático fundador y presidente Steve Jobs, fallecido en 2011 por un cáncer.

Subraya ‘La Información’ que el actual director general, Tim Cook, podría lograr imponerse si consigue crear un dispositivo tan revolucionario como lo fueron la Mac, el iPhone o el iPad, nacidos en la era Jobs. Medios especializados y expertos en nuevas tecnologías apuestan a que el martes el mundo descubrirá el iWatch, un reloj que lleva un año levantando todo tipo de especulaciones.

Este aparato, que contaría con aplicaciones relacionadas con la salud, habría sido diseñado por el mismo Cook, «pero su génesis habría comenzado con los problemas de salud de Steve y su frustración con el sistema sanitario», señala Tim Bajarin, de Creative Strategies. Apple quiere batir el récord de los 9 millones de iPhone vendidos que registró el año pasado durante los tres días posteriores a la salida al mercado de los modelos 5C y 5S.

Para ello, además de poner freno a la competencia cada vez más férrea de los fabricantes asiáticos, Apple podría finalmente estrenarse en el mundo de las «fabletas», unos teléfonos inteligentes con la pantalla tan grande como las de las tabletas y que cada vez son más populares entre los consumidores.

El nuevo iPhone debería tener dos tamaños de pantalla, de 4,7 y 5,5 pulgadas (11,9 y 14 cm), frente a las 4 pulgadas (10,1 centímetros) que tienen las versiones 5C y 5S. Un modelo de mayores dimensiones podría afectar las ventas del iPad mini, pero esta situación no sería del todo negativa si el gigante informático logra mejorar las características de la pequeña tableta.

Proteger la nube

La imagen del iPhone está totalmente afianzada, ya que las ventas de este smartphone representan la principal fuente de beneficios de Apple siete años después de su lanzamiento. La compañía Morgan Stanley prevé de todas formas un aumento del precio de este dispositivo con respecto al 5S, que podría llegar a los 140 dólares.

El nuevo iPhone o el nuevo iWatch debería llevar incorporada la Tecnología de Comunicación Inalámbrica (NFC, en inglés) para poder hacer pagos de forma electrónica. Apple tiene una gran ventaja en este sentido porque cuenta con los datos bancarios de los 800 millones de clientes de su tienda en línea iTunes.

Para los analistas, este nuevo servicio de pago se perfila como una prometedora fuente de ingresos. Por otro lado, también daría al iWatch una ventaja con respecto a los relojes de otros competidores que ya empiezan a tantear el terreno.

Cuando un hacker logra penetrar en el aro de seguridad de un gigante como Apple y robar fotos de personajes tan famosos como la actriz Jennifer Lawrence, los usuarios dudan de su fiabilidad.

Los expertos relativizan el impacto que tiene lo que llaman un simple pirateo de contraseñas. Apple también es un poco víctima de su imagen, al proyectarse como una de las marcas favoritas de las celebridades.

«Hay más posibilidades de que un objetivo apetecible (para ser atacado por un hacker) use un iPhone o un iPad», afirma Frank Gillett, analista en Forrester. Cook se vio de todas formas obligado a prometer hace unos días más medidas para proteger la nube de Apple, iCloud.

Steve Jobs solía guardar una última sorpresa para el final de sus presentaciones, que generalmente terminaba convirtiéndose en la auténtica noticia de la jornada. Al margen del iPhone y del iWatch, en los últimos días han circulado rumores acerca de un supuesto iPad más grande, dorado y con un lector de huellas digitales. La sorpresa, no obstante, puede ser la falta de sorpresa.

«Históricamente, Apple nunca presentó otros aparatos durante la presentación de un iPhone», recuerda la firma RBC Capital Markets.Como los grandes genios, Steve Jobs, fundador de Apple, una de las compañías de tecnología más prestigiosas del mundo, no tenía término medio.

Para él las cosas debían ser perfectas a su manera o no existían. Se veía como alguien ‘elegido’ e iluminado (citando a Nietzche), capaz de cambiar el mundo con un ordenador que él entendía como la bicicleta de la mente que mejoraría la eficacia de las personas.

El cóctel de adjetivos incansable, tozudo, controlador, rebelde, carismático…formaban la mezcla perfecta para convertirse en un triunfador en la vida, a pesar de que los empleados de su primera etapa en Apple crearon un premio simbólico para el que consiguiera resistir mejor a su fuerte carácter.

Tenía una forma binaria de categorizar a las cosas que trasladaba a menudo a las personas: o eran «iluminadas» o eran «gilipollas». Esta polaridad le permitió descartar lo banal de lo esencial en no pocas situaciones difíciles durante toda su vida.

Su filosofía, desde los preparativos del Apple II en los años ochenta, se podría resumir en construir «algo bonito, funcional y dirigido a las masas».

Además, era consciente de que debía rodearse de los mejores para no tener que controlarlos todo el rato.

También sabía que debía trasmitir a sus empleados la magia de los productos que estaban creando, para que sintieran auténtica pasión. Tenían que sentirse literalmente enganchados y enamorados de sus propios productos. Él mismo decía que «si vamos a construir aparatos, más vale que los hagamos bonitos».

Quizás su preocupación por ‘lo bonito’ se lo trasmitió su padre, al que desde pequeño le gustaba ver cómo restauraba coches en su propio garaje. De él destacaba su preocupación por unos acabados perfectos y él destacaba de Jobs que «no le gustaba mancharse las manos, pero sí ver el proceso del arreglo y decoración de un coche».

Tenía un carisma e influencia empresarial sobrenatural y sabía trasladarlo a cualquier cosa en la que estuviera inmerso, eso sí, siempre bajo un prisma perfeccionista con una visión muy particular y a veces paralela a la realidad. Era su propia realidad, que intentaba imponer siempre ante la de los demás incluso de manera fría y cortante.

Quería lograr «lo que parece imposible» junto a un equipo que a veces no dormía durante días para preparar el lanzamiento de un nuevo producto. Su máxima en estos casos se reducía a que «los verdaderos artistas acaban y firman sus productos» y siempre lo consiguió.

Siempre tenía en su cabeza la expresión crear algo «absurdamente genial»…era su favorita. Aunque cuando volvió a Apple en 1995 reconoció que a los 30 o 40 años no era normal «ver a un artista crear algo increíble». Pues él lo consiguió hasta el día de su muerte el pasado 6 de octubre a los 56 años.

Contrariamente al resto de presidentes y consejeros delegados de grandes compañías, él no sentía pulsiones consumistas ni impulsos filántropos (como Bill Gates), y tampoco ocupar la primera plaza en el ranking de los más ricos del mundo. Lo que quería era crear y dejar un legado para siempre que sobrecogiera al mundo. Trasmitirles la emoción en sus productos en definitiva.

Sus presentaciones en público se convirtieron cada vez más en un reclamo mundial. La gente le aplaudió, le vitoreó y se quedó pasmada frente a la pantalla de productos impecables que embelesaban a cualquiera que sienta pasión por la tecnología. Quizás fue por su ‘manía’ en vigilar todo para que saliera perfecto.

Sabía que no podía defraudar a sus millones de seguidores y por eso trasmitía una euforia y una ‘conexión lúdica con el producto» inusitada, como recuerda ahora una de las 744 páginas de la biografía ‘Steve Jobs’ escrita por el que fuera presidente de la CNN, Walter Isaacson, que sale a la venta en España el 28 de octubre.
La cara más arrogante del genio

En no pocas ocasiones, Steve Jobs era una persona fría y cortante. Su ego a veces desmesurado le jugaba malas pasadas incluso con los que consideraba sus ‘amigos’. Quizás por el abandono que sufrió de sus padres biológicos cuando tan sólo contaba con unos meses de edad, le marcó para siempre.

A veces lo recordaba con gente allegada con la que tenía confianza y le enfurecía la idea, pero también se adaptó muy bien a su nueva familia a los que consideró sus verdaderos progenitores «al cien por mil». De los biológicos defendía la idea ‘pragmática’ de que no habían sido más que «un banco de óvulos y esperma» (con su padre biológico nunca quiso juntarse).

Había gente a su alrededor que le tenía verdadero pavor, incluso no se atrevían a mirarle a la cara. Otros pretendían hacer bien su trabajo y demostrárselo, pero la única respuesta que se llevaban, aunque luego aceptara sus ideas, era un simple: «Esto es una mierda». Incluso se apropiaba de ellas ante el asombro de los que previamente se la habían confesado, quizás siguiendo la máxima de Picasso: «Los grandes artistas copian, los genios roban».


Tensas reuniones

Las reuniones con Steve Jobs tampoco eran fáciles. La tensión que se respiraba en el ambiente no era nada agradable.

Los gritos se sucedían, quizás para intimidar a algunos de sus trabajadores con los que no estaba contento de su rendimiento. Pensaba que muchos de ellos podían dar más de sí y, muy posiblemente, con esta manera de tratarlos los hundía del todo en público o hacía que salieran fortalecidos para enfrentarse a cualquier conflicto a partir de ese momento.

La brillantez de Jobs contrarrestaba con la falta de control de unos nervios incontrolables que le comían por dentro. La presión que tenía por defender la imagen carismática de una de las mejores compañías del mundo, le hacían comportarse a veces como una persona cruel, un déspota y un maleducado.

En medio de una reunión podía escucharse en un tono amenazante: «¡Pedazo de imbécil, nunca haces nada a derechas!».

Además, muchas de las citas con proveedores de otras empresas tecnológicas las zanjaba con un «eso lo puedo hacer yo mejor» o «¿para qué lo vas a hacer tú si lo puedo hacer yo?».

Era la cara más oculta y agria de una persona que transmitió pasión y emocionó al mundo con unos productos difícilmente mejorables. Tan sólo él, como genio, rodeado de sus «jugadores de primera división», podía sorprender a millones de personas en todo el mundo con sus productos «increíbles». En ocasiones a costa de ‘pisar’ y copiar a quien fuera por el camino, pero lo consiguió.


Todo un romántico

El fundador de Apple podía enamorarse locamente. Aunque no lo pareciera, era una persona romántica. Era capaz de cualquier cosa por amor (si dejamos de lado el trabajo), y así lo manifestaba en público cuando estaba enamorado. Pero también cuando tenía algún problema o sufría una ruptura de pareja.

Cogía aviones de un lado a otro de Estados Unidos para ver a sus novias, hablaba con ellas horas y horas por teléfono de noche cuando no podía estar cerca de ellas casi siempre por compromisos de trabajo.

En una ocasión, cuando terminó la famosa presentación en un congreso que realizó en Boston, no se cortó en disculparse ante los asistentes al decir que tenía que coger un avión rápidamente para encontrarse con su novia en la costa Oeste.

También, en otra ocasión llevó a una de sus novias a las instalaciones de Apple para enseñarle el nuevo ordenador que lanzarían al mercado poco después, ante la mirada atónita de los pocos empleados de la compañía que conocían de la existencia del prototipo.

La testarudez y sus dotes pasionales no sólo le sirvieron para crear productos que maravillaban a millones de personas, sino que también le ayudaron a conseguir a las mujeres que, a veces incluso de un ‘chispazo’, le despertaban las mariposas del estómago. Y difícilmente se le resistían…

La familia fue uno de los grandes pilares de su vida

Felizmente casado desde 1991 con la que fue mujer hasta que falleció, Laurene Powell, posiblemente fue la persona que mejor supo entenderle por su inteligencia y sencillez. Era además un amante de su marido y sus hijos.

Steve Jobs se enamoró de ella después de dar un discurso en una universidad. Al ver que se marchaba del auditorio mientras él hablaba con algunos estudiantes, salió corriendo detrás de ella y le propuso ir a cenar el sábado siguiente.

Esa noche tenía una cena con el grupo de ventas de NeTX, la empresa que fundó cuando le despidieron de Apple. Pero en un instante de la conversación se lo pensó mejor y declinó ir a esta cena de empresa para quedar esa misma noche con la mujer que le acompañaría hasta el final de sus días.

De sus hijos, Steve Jobs hablaba maravillas. A pesar de verlos poco debido a su ajetreo constante de un lado a otro en el mismo Estados Unidos o por viajes de negocio fuera de su país, sabía que era el pilar fundamental de su vida.

Tuvo una primera hija llamada Lisa con su primera novia ‘seria’ en 1978. Renegó de ella durante los primeros años de su vida, pero luego se acercó cada vez más y la reconoció como un miembro más de su familia.

Paralelamente, Jobs tuvo tres hijos más con su última mujer Laurene Powell. Un niño, Reed, nacido el mismo año que se casaron y con el que se desvivía. Luego tuvo dos niñas más pequeñas, Erin y Eve, que hoy tienen 16 y 13 años.

Con ellos disfrutaba el escaso tiempo que pasaba en casa o de sus divertidas vacaciones de verano por Grecia, Kenia o Tokio.

Era un enamorado de su familia y en los primeros años que pasó en NeTX (antes de compaginarlo con Pixar), pudo disfrutar de los suyos un poco más. Luego lo echaría de menos cuando volvió a su otro ‘gran hijo’ Apple. A partir de entonces, nunca desconectaría de su absorbente trabajo.

Cuando conoció que su enfermedad de páncreas le estaba minando poco a poco en 2007 hizo «un trato con Dios o con quien fuera» para disfrutar en vida de la graduación de Reed. Fue lo único que suplicó.

Las frases clave del fundador de Apple

  • Diferencia: «No creas que está todo inventado, piensa diferente».
  • Pasión: «Haz las cosas con pasión».
  • Excelencia: «No persigas el dinero, si tu producto es bueno el dinero es secundario».
  • Esencia: «Menos es más: busca la esencia de cada cosa y hazlo lo más sencillo posible».
  • Entorno: «Rodéate de los mejores y cuídalos».
  • Confianza: «Cree en lo que haces, si no estás desperdiciando el tiempo».
  • Visión: «Sé un visionario, adelántate a lo que va a pasar».
  • Control: «Aprende a controlarte en las escenas más tensas».
  • Contacto: «Comunícate con tus clientes y averigua qué necesitan».
  • Sencillez: «La sencillez es la máxima sofisticación».
  • Fuerza: «Sé fuerte, tendrás enemigos que querrán lo peor para ti y tu negocio».
  • Calma: «No te obsesiones con una idea. Si no sale déjala para más tarde».

 

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