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Las 10 frases que matan la innovación en la empresa española

España, entre los países que más ha retrocedido en I+D con la crisis

Las 10 frases que matan la innovación en la empresa española
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España es, junto con Lituania, el tercer país de la UE en el que más ha retrocedido la innovación desde el inicio de la crisis, según el último ‘Estudio sobre indicadores de Innovación’, elaborado por la propia UE. Solo Rumanía y Hungría han sufrido retrocesos mayores.

Un problema que, por supuesto, tiene muchos culpables. La falta de recursos y de financiación, contar con un ecosistema poco emprendedor, una formación poco enfocada a las nuevas tecnológicas y, sobre todo, las barreras culturales son los principales causantes de esta situación.

Algo que afecta por igual a compañías de cualquier tipo de sector. Tras analizar la situación, Visualizamos, empresa especializada en innovación y cambio cultural, ha recogido las diez frases contra la innovación más escuchadas en las compañías poco innovadoras y los errores que esconden.

1. «Somos líderes en nuestro sector»

En España sólo se innova cuando una organización se siente vulnerable. ¿Cuáles son los riesgos de esta política? Si una empresa se considera imbatible perderá la capacidad de fijarse en todos los aspectos en los que podría mejorar perdiendo, así, una oportunidad de impulsar su eficiencia.

Por otro lado, en caso de que fuese cierto, de que la compañía fuese líder indiscutible en su sector, no se puede obviar el hecho de que estar por delante de los competidores es una llamada a la acción para un ejército de jóvenes emprendedores que, desde su garaje, están preparando todo un arsenal para acabar relegando a las compañías líderes -por ahora- a un segundo o tercer plano.

2. «Céntrate en lo que nos da dinero»

«Ordeñar la vaca no siempre funciona». Una mirada cortoplacista impedirá contemplar el horizonte. No hay nada mejor que una visión a largo plazo lo suficientemente ambiciosa como para que haya un equipo de trabajadores planificando y ejecutando para llegar hasta allí.

3. «Google no fabrica nada»

Puede ser más o menos cierto, pero poseen una creatividad que ha conseguido retar a los negocios de toda la vida. La revolución digital es imparable y no se debe ignorar su alcance. Compartir la metodología de las startups y replicar sus procedimientos es un proceso que debería ocupar un espacio relevante en todas las grandes corporaciones. Aquellos que piensen que la innovación se puede comprar a golpe de talón se equivocan. Las startups se pueden comprar… hasta que causan la ruina. El objetivo de una gran compañía es tener un espíritu de startup en el interior de un cuerpo corporativo.

4. «Los de arriba dicen pero luego no hacen»

Cuando los altos directivos declaran de forma solemne: «hemos entrado en una nueva época y nada será igual»… pero siguen haciendo las mismas cosas de siempre. Algo que, por cierto, acaba por minar la confianza de los equipos.

«De alguna manera, la innovación es como el amor: ya no se declara, sino que se hace. La mayor obligación que tienen los líderes de las grandes empresas es la de dar ejemplo: menos hablar y más hacer».

5. «Nadie te está apuntando con una pistola… si no estás de acuerdo ahí tienes la puerta»

Una frase tipo de aquellos que entienden las relaciones laborales bajo el paradigma de la autoridad: o conmigo o contra mí. Las organizaciones lideradas bajo el modelo autocrático apenas innovan puesto que no se admite la confrontación de ideas. Si no está permitido cuestionar lo que viene de arriba, será muy difícil encontrar soluciones disruptivas, nadie se atreverá a exponer en voz alta propuestas que se salgan del guion.

6. «¿Por qué no organizamos un concurso de ideas?»

«Organizar un concurso de ideas en una empresa es similar a buscar un bebé cuando la pareja está atravesando una crisis… mejor que no». No va a solucionar el problema. Si la empresa no es innovadora, no pasará a serlo por organizar un concurso. Y suele terminar mal.

Es una cuestión de gestión de las expectativas: ¿cuáles son las promesas que se hacen a raíz de este concurso, no solo con los ganadores, sino con toda la organización? No se debe tener un niño si se tiene problemas en la relación. Se debe solucionar primero las contrariedades, superar la crisis y, una vez se haya solventado, seguir hacia delante. Punto. En el apartado de la innovación este proceso se concreta en tres pasos: mapear la cultura de la organización para detectar las barreras que existen para innovar, dinamitar estos muros y, ahora sí, crear un producto innovador.

7. «Si la cagamos van a rodar cabezas»

Seña de que el miedo al fracaso está muy presente en las empresas. Las personas no se arriesgan si temen las consecuencias, así de sencillo. Los proyectos de innovación, al igual que ocurre con las startups, tienen un alto nivel de incertidumbre… muchos se quedan por el camino. Hay organizaciones que tienen muy claro que si la idea no sale bien la recompensa es el aprendizaje, por ello se inventó la metodología Lean, para que esa instrucción no acabe con la organización. Lamentablemente aún existen muchas instituciones en las que el fracaso de un proyecto significa «pagar los platos rotos».

8. «Aquí siempre se ha hecho así»

La frase de aquellos que utilizan constantemente la expresión «la curiosidad mató al gato». Y es que todavía existen profesionales que defienden la repetición de los procesos de forma rutinaria sin que se permita que se hagan preguntas incómodas del tipo: «¿por qué hacemos esto de esta manera?». No se sabe si la curiosidad pudo matar al gato, pero lo que sí se conoce es que su ausencia ha ‘matado’ a un buen número de empresas.

9. «Ese es vuestro problema, no el nuestro»

Tener una cultura de la colaboración es una de las cuestiones clave que determinan el nivel de innovación de una empresa. Si no se colabora entre diferentes áreas de negocio se produce esa ralentización tan acusada en las grandes organizaciones.

10. «No te pagamos para que pienses»

Las empresas prefieren en realidad que sus empleados no piensen demasiado. Aunque los directivos piden a todo el mundo que tenga iniciativa, lo cierto es que piensan que las ideas han de venir de arriba. Cuando se delibera así se desconoce que todos pueden innovar, por muy diversas que sean sus funciones en la organización. Por ejemplo, cualquiera podría indagar en los problemas aunque las soluciones se reserven para aquellos que tengan una visión global o a los que posean los conocimientos técnicos. Participar en los proyectos de innovación, formando equipos heterogéneos que impulsen la visión plural de los retos de la compañía es siempre una actividad rentable.

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