El consejero delegado de Vodafone España, Antonio Coimbra, ha anunciado que la compañía ha remitido una carta a Bruselas para poner en conocimiento de la Comisión Europea la situación de los operadores alternativos tras la compra de Canal+ por parte de Telefónica y pedir su «potencial actuación».
Esta carta, que no tiene fondo jurídico, se suma en el ámbito nacional al recurso presentado por la compañía ante la Audiencia Nacional respecto al mismo tema ya que considera que los compromisos son «claramente insuficientes». Coimbra ha explicado en un encuentro con periodistas en el marco del ‘Encuentro de Telecomunicaciones y Economía Digital’ que no sólo la filial española, sino todo el grupo está «preocupado» por el tema de los contenidos y están aprovechando su «poder de lobby» en Europa para que la Comisión Europea intervenga y, en su caso, actúe de oficio. «Ahora tenemos hechos concretos, como lo que está pasando en el fútbol, y los queremos poner en su conocimiento», ha apuntado el directivo. Vodafone pide que se incremente los contenidos ‘premium’ que Telefónica está obligada a dar acceso del 50% al 75% y se suspenda el modelo aplicable a fútbol, F1, MotoGP aplicando a estos contenidos el modelo de precios aplicable a otros contenidos ‘premium’. La Comisión Europea aprobó hace más de un año el reenvío a España del análisis de la adquisición de Canal+ por parte de Telefónica, que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aprobó con una serie de compromisos asumidos por la multinacional española. COMPETIR POR CONTENIDOS EN EXCLUSIVAEl directivo se ha quejado de que paga por el fútbol cuatro veces más respecto a la temporada anterior, aunque el coste de los derechos sea «similar» y ha enfatizado que el reparto del coste del fútbol no es equitativo y beneficia «notoriamente» a Telefónica.
En cuanto a la compra de derechos de fútbol, Coimbra ha indicado que «ya se verá» lo que se hace el año que viene, pero que, en principio, la compañía no es partidaria de pelear por la compra de contenidos en «exclusiva» generando una «guerra de precios» y una inflación «negativa» en la que «todos salgan perdiendo».
