El contenido es la llave del éxito en las redes sociales y un mal post puede liquidar de un plumazo a un buen número de seguidores, cuyo descontento siempre supone un pésimo negocio.
Con estos mimbres, miles de influencers viven y sobreviven a diario en la jungla de internet como prescriptores de estilos de vida.
Pero nadie está a salvo en el mundo virtual y menos ahora, cuando dos bots -dos creaciones de ordenador- llamadas Bermuda y Miquela se están erigiendo como las influencers del momento.
La pasada semana, ambas criaturas se enzarzaron en una pelea que ha derivado en el escándalo mediático que «buscaban».
Nada es real -salvo los productos que promocionan-, pero sus seguidores viven el desencuentro como un auténtico drama.
Miquela Sousa, conocida en Instagram como Lil Miquela @lilmiquela, es una brasileña/americana de 19 años residente en Los Ángeles, donde trabaja como modelo y componiendo música, que ya se encuentra en Spoify y en iTunes.
Sus fotos, sus amigos y sus estilismos se han convertido en objeto de deseo por un millón de seguidores (y sigue creciendo).
A ella le gusta la cantante Cardi B y apoya el movimiento «Black Lives Matter», contra la violencia hacia los afroamericanos.
Viste de Prada, lleva accesorios de Chanel y publicita a Louis Vuitton, entre otras firmas. Además, ha sido portada en las revistas «Papel» y «V». Este algoritmo recibe toneladas de regalos de marcas de lujo.
Al otro lado encontramos a Bermuda (@bermudaisbae), otra influencer generada por ordenador, que la semana pasada pirateó la cuenta de Miquela durante ocho horas.
Bermuda admira a Iggy Azalea, apoya a Donald Trump, también tiene sus canciones en Spotify y, ojo, está creada por el mismo dominio que Miquela. Su cuenta es un proyecto de la compañía Cain Intelligence, que se describe como «líder en el aprendizaje de las máquinas y la inteligencia artificial».
Sobre quién o quiénes están tras estos avatares, nada se sabe.
