Caiga Quien Caga

Lo peor del viernes noche fue el insoportable ‘Caiga quien caiga’ de Telecinco. Ni punto de comparación con los primeros programas de Wyoming, Carbonel, Pazos, De la Iglesia y CIA. Ahora el equipo de presentación lo forma el reciclaje de la cadena. Capitaneados por el empalagoso Manuel Fuentes (que debe estar hasta arriba entre La noche y su programa de radio) y junto a él otro funcionario de Telecinco: Arturo Valls (Cámara café, Allá tú) y otro chico que aún no sé como se llama (no me lo han querido presentar los de Telainco)

Los reportajes de la nueva temporada son demasiado largos, cansinos y sin ningún sentido. Salir a la calle disfrazado de condón, ponerse ante el congreso de los diputados y dar el coñazo sólo porque sí, acudir a presentaciones y creerse que por llevar unas gafas negras en la mano ya está la noticia y el reportaje hecho, y ese continuo acoso y derribo al PP por ser el PP. ¿Por qué van de “progres guays” si lo único que demuestran es ser unos vagos y unos caras duras, que no se curran ni sus propios contenidos?

Se equivocan los hombres de negro de Telecinco y además se lo tienen demasiado creído y se les nota. Su programa no tiene el trasfondo crítico de sus predecesores y ha perdido la gracia de la incombustible Deborah Ombres y la chispa absurda del locuelo Eduardo Aldán. Se han llevado lo único bueno que le quedaba al programa y ahora sus principales estrellas no son más que vulgares clones. Únicamente quedan al servicio de un formato de fábrica que, habiendo perdido su sello original, aventuro que caerá en audiencia.

El día de su estreno ni siquiera lo pude aguantar hasta el final y al cambiar a Antena 3 descubrí que los de Homozapping siguen invitándome a la risa y evidentemente me quedé con ellos. ¡Divertidísimos los del Terrat, una temporada más!

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