Telemadrid emite el quinto capítulo de la serie ‘Víctimas: la historia de ETA’.
Desde 1983, un año después de que el Partido Socialista llegara por primera vez al poder en la democracia, hasta 1987 unas 29 personas, en su mayoría del entorno de ETA, murieron o sufrieron secuestro a manos de los Grupos Antiterroristas de Liberación, conocidos por las siglas GAL.
Fueron los años de la ‘guerra sucia’ del Estado contra la banda terrorista ETA que, como declara el fiscal Ignacio Gordillo:
”Hay personas que equivocadamente entendieron que contra el terrorismo de ETA la mejor forma era responder de la misma forma en que ellos lo hacen, es decir, luchar contra el terrorismo con terrorismo”.
Una testimonio que se recoge en el documental ‘La democracia se mancha las manos’, quinto capítulo de la serie ‘Víctimas: la historia de ETA’, que TELEMADRID emitirá el próximo lunes 5 de junio a las 22:00 horas.
El fiscal Gordillo y el Juez Baltasar Garzón de la Audiencia Nacional desenmascararon la trama de los GAL y finalmente acabaron condenando, en julio de 1998, a José Barrionuevo, ex ministro de Interior, a Rafael Vera, Secretario de Estado y a Julián Sancristobal, Director General de la Policía, por secuestro y malversación de caudales públicos.
Probablemente sin el trabajo de investigación que sobre los Gal y su Jefe Operativo, el subinspector de policía, José Amedo, llevaron a cabo los periodistas Melchor Miralles y Ricardo Arqués, y la publicación de sus informaciones en ‘Diario 16’, que entonces dirigía Pedro J. Ramírez, la existencia y actuaciones de los GAL no se hubieran conocido.
Los GAL operaron principalmente en el sur de Francia contra personas que mantenían relaciones o frecuentaban los bares y establecimientos donde acudían los refugiados vascos. Sus victimas más conocidas fueron las de José Antonio Lasa y Juan Ignacio Zabala, que fueron torturados y enterrados en cal, y la última, conocida ya en 1987, la de Juan Carlos García Goena, al parecer sin ninguna conexión con ETA.
Uno de los más graves errores de los GAL fue el secuestro del ciudadano francés, Segundo Marey. La última consecuencia de esta ‘guerra sucia’ es que los GAL no consiguen acabar con ETA y la banda terrorista continuó asesinando y colocando bombas contra españoles inocentes.
