La resaca «culo Buenafuente»

Hace una semana que una de las revistas más rosa-amarillistas de la prensa española lucía entre sus páginas el culo de Buenafuente. El showman emitió un comunicado en su página Web en el que tildaba a la prensa rosa de carroñeros.

Días después pudimos ver en Antena Neox la reposición de uno de sus programas. Allí, alegre y amistoso, rellenaba minutos de emisión entrevistando de buen rollito a sus compañeros de ‘¿Dónde estás corazón?’

¿No pensaba Buenafuente entonces que entrevistaba a carroñeros? Y si así lo creía ¿por qué ha bromeado en su programa “de humor inteligente” con Rosa Villacastín, Chelo García Cortés, Jaime Cantizano, María Patiño… y tantos otros que viven de caras y culos como el suyo?

Las reacciones en torno al “culo Buenafuente” no se han hecho esperar. Una de las más llamativas por su bajeza y vulgaridad es la del crítico de El Mundo, Javier Pérez de Albeniz. El editor de «El descalificador», tan nombrado por los programas de televisión, hace una crítica cargada de insultantes comparaciones a favor de, como él lo llama, “un hombre inteligente”.

Imagino que “hombre inteligente” será porque desde que empezó en Antena 3 ha hecho merchandising de multitud de productos, haciendo autopromociones y llevando a personajes del circo (famosos y periodistas) para subir sus puntos de share.

No es un “hombre inteligente” quien arremete contra la mano que ha dado de comer a su novia (Carolina Ferré), ese cuerpo sonriente que se ha pasado su carrera presentando programas rosas, ni quien sabiendo la popularidad que tiene, se desnuda en una cala a los ojos del público.

En su texto “Solidaridad con Buenafuente”, Albeniz no sólo utiliza su medio, la palabra escrita, para cargar contra tres personajes que nada tienen que ver con el tema. También, y aunque él no sea consciente de ello, cae en la misma falta que él mismo crítica. Los deja en público con el culo al aire y sin su consentimiento:

“Ver fotos de Buenafuente desnudo en una revista, en contra de su voluntad, es tan desconcertante como ver a Lydia Lozano con un diccionario en la mano, a Jesús Mariñas saliendo del museo del Prado o a Ana Rosa Quintana firmando en la Feria del Libro. El mundo al revés.”

Lydia Lozano habrá usado el diccionario mil veces, las mismas que Jesús Mariñas habrá acudido a museos, y que Quintana ha podido firmar libros, artículos o números de su revista (una de las más compradas, por cierto).

La crítica que Albeniz hace forma un conjunto de despropósitos y de comparaciones de colegio. Para rematar su insulso y predecible texto, Albeniz cae a lo más bajo:

“Pero sepamos ver el lado bueno de la historia: Buenafuente tiene un culo precioso. No muy respingón, pero si blanco y jugoso. Y virgen. Un culo inexplorado, ignoto. No como el de Boris, retaguardia curtida en mil batallas televisivas…”

Poco se puede decir de una opinión tan vulgar y desafortunada como el reportaje fotográfico de un trasero famoso.

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