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Amedo en el polígrafo: el resultado final

José Amedo
José Amedo

Como se ha demostrado con el caso de la corrupción marbellí, la deriva democrática, el escándalo, el robo, la malversación ya no queda tanto en manos de los periodistas de raza sino de los de rizo, cardado y colágeno, en manos de la llamada prensa rosa. Mal síntoma para la salud democrática de la opinión pública de un país.

Apareció ayer José Amedo en un saloncito, en una mesa redonda, en un piscolabis nocturno de Antena 3. En esta cadena tienen un estrafalario aparato llamado “el polígrafo” que nos alarma cuando un invitado (¿por qué lo llaman invitados, si cobran una pasta por ir?) miente o dice la verdad.

El polígrafo -por el que igual pasa una vedette con silicona hasta el entrecejo hasta un comisario implicado en uno de los episodios más oscuros de la historia moderna de España- dijo esta vez que Amedo miente en su libro, sí se siente amenazado, no guarda cintas comprometedoras y recibió dinero por revelar la trama GAL.

En un país en el que Amedo pasa por un programa rosa por falta de liquidez como pueda pasar Marujita, algo falla, no me digan ustedes. Amedo fue claro en esto: “Si yo tuviese dinero no estaría aquí, tengo 60 años y en estos últimos 20 jamás he tenido acceso a una propiedad y a veces me cuesta pagar un alquiler”.

Vamos, que igual que un Dinio que se lo ha gastado todo en “la noche”, aparece por los platós horteras y coloristas de Antena 3 un José Amedo necesitado de pasta tras haber puesto en jaque a una joven y débil democracia y haber protagonizado un film que dice que se inventa mucha cosas y que no acepta como la verdad de lo sucedido en el caso GAL.

Amedo es un tipo oscuro que huele el dinero. En su época de poli corrupto, rollo Torrente, le pirraba el casino y ahora le llama la tele, en este caso una sesuda mesa con gente de la rigurosa talla de Idoia Bilbao, que no dudó en sacar su pluma demagoga para llamarle asesino frente a una enardecida masa que, seguramente, venía en bus de Leganés por un bocata y 30 euros y no tendría ni papa de lo que era el GAL. ¡Bájate el politono G-A-L y disfruta de las confesiones de Amedo y Domínguez en tu móvil!

Amedo, en su línea, supo campear ante sus interlocutores, más feriantes que periodistas, y llegó a darse el lujo de decirle a Begoña Amestoi que lo que hacía es decir “una cascada de tonterías seguidas”. Yo no soy Amedo, ni tengo la mierda que tiene él detrás, pero ganas no me han faltado para pensar eso al escuchar a semejante profesional del medio. ¿O era “del gremio”?

Espero ansioso la entrevista a Bin Laden en este “polígrafo”. Ya me imagino a Idoia Bilbao preguntándole, inquisitorial y con el boli emplumado en ristre, por Mohamed Atta…

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