Buenafuente, que cada mes conduce un programa más aburrido y repetitivo, entrevistó a Don Santiago Carrillo, líder comunista y padre de la transición que está de promoción, de capitalistas bolos mediáticos con la reedición de sus pesadas memorias.
Lo primero que uno se pregunta ante este tipo de ligeras entrevistas es: ¿cómo no se jubilan, desaparecen del todo, figuras con tantas sombras detrás como este Don Santiago Carrillo o ese Don Manuel Fraga, que ayer recordó las bondades de una sanguijuela como Pinochet? ¿Por qué se les plantan micros a estos ancianos?
Buenafuente aprovechó para animar a Carrillo a decir algo contra Bush: “No se arregla el mundo con misiles ni con ejércitos actuando. La democracia no se exporta: o surge de las entrañas del mismo pueblo o no hay democracia”.
Enternecedor. Carrillo también dijo ser “comunista, pero con buen sentido político, le aconsejaría varias cosas a Zapatero”.
¿Comunista se es de toda la vida?, le preguntó Buenafuente, el capitalista progre…
Respuesta de Carrillo: “Pienso que el sistema que estamos viviendo es injusto, que lleva a la especie humana a la catástrofe”.
Sobre sus sombras, aunque en ningún momento se citó la matanza de Paracuellos, por la que ha sido acusado o señalado, Carrillo dijo: “Mi cara es la cara de un hombre honrado y sincero que dice lo que piensa y que no miente”.
Buenafuente, en su eterno buen rollito complaciente y pelota, siguió con la matraca de siempre: la peluca, la guerra, el PC, etc. Lo grave es que no supo parar cuando Carrillo empezó a soltar por su anciana boca una serie de barbaridades contra el segundo partido más votado de este democrático país.
Atención al remate de Carrillo:
“La derecha española actual se parece mucho a las de los 30. Gil Robles, Jose Antonio… se parecen a los políticos del PP de hoy como gotas de agua. La solución es que el PP se lleve un batacazo electoral y comprenda que los españoles de hoy nada tienen que ver con los del 36. Pasar página hoy es tener un partido conservador que cuando gane estemos seguros que respete nuestras libertades”.
El amable programa de Antena 3 acabó con La Internacional, la sintonía del régimen político más nefasto que ha sufrido el mundo moderno.
Es la primera vez en mucho tiempo, que el programa de Buenafuente consigue lo que pretende: Ser “de risa”.
