Me hacen gracia las cosas que se debaten. Tanto en la tele, como en las cámaras altas, bajas y mediopensionistas. Aun me retumba en la cabeza la pregunta de una señora que le preguntó a Rajoy: “¿Puede vivir con una pensión de 300 euros una familia?” Y Rajoy mohíno, que si la entiendo, que si yo gano para que usted gane… todo menos decir lo obvio: unan familia no puede vivir con 300 euros porque esa (sí, miserable pensión) no es para la familia, es para usted. Señora.
Así no hablan los políticos, pero el caso es que TVE le ha cogido el gustillo al formato y Luís Fernández, jefazo del Ente, contestará en la Comisión Mixta a la posibilidad de ampliar el formato ‘Tengo una pregunta para usted’.
Y me quedo pasmado, porque, ignorante, inocente, yo pensaba que todo el arco político nacional iba a aparecer en el programita. Se nos llena la boca hablando de la pluralidad de ideas, ideologías y partidos en el panorama político español, pero resulta que el ‘Tengo una pregunta para usted’ estaba pensado para DOS señores, para DOS partidos, para DOS clubs. ¿Y el resto? ¿Que se lo curren en sus autonómicas?
Es sumamente sintomático que, en un principio, tengamos una pregunta sólo para dos candidatos, para el resto ni las migas. ¿Es eso la democracia? ¿Esa es la representación política en la tele que ven y pagan TODOS los españoles?
Gaspar Llamazares, como en su día a día político, está como loco por participar, como un gafotas empollón apestado en el patio del cole. Y lo pide con denuedo tras la buena audiencia de las intervenciones de los líderes de los partidos mayoritarios. Y es que el share no se les resiste ni a los rojos, oigan.
Luís Fernández, presidente de RTVE, responderá mañana a las preguntas acerca de las posibilidades de ampliar el formato ‘Tengo una pregunta para usted’ a otros candidatos y comunidades autónomas.
Sinceramente, espero, por decencia democrática, que este programa se extienda al Llamazares y a los nacionalistas o regionalistas, porque aunque el público pregunte mal y nervioso, es libre de preguntar sin los holligans de grupo parlamentario o los pactados modales de las cámaras altas, bajas y mediopensionistas a las que tan mal acostumbrados están los políticos y estamos todos.
