La Ruleta de la Fortuna es cultura

La Ruleta de la Fortuna es cultura

No es baladí el éxito que está cosechando el concurso de Antena 3.

El programa que en mediados de los noventa hacía aguas con un desganado Fernando Esteso se ha consagrado como uno de los espectáculos más rentables de la televisión española.

Sin mucho ruido por la cadena, la ruleta convence día a día.

El éxito de la Rueda no es fruto un golpe de suerte o del triunfo de la nostalgia. Su arrolladores datos de audiencia reflejan el lamentable estado de salud que viene sufriendo la televisión de hoy. Antes, la Ruleta era de lo más frívolo que se emitía por televisión. A uno le daba vergüenza reconocer que lo veía.

Es triste decirlo pero a día de hoy y comparándolo con lo que hay, ‘La Ruleta’ se ha convertido en un programa casi cultural. Un espacio de culto que todo el mundo debería ver a esa hora.

No hay más que echar un ojo a los concursos de antes y a los de hoy. Ahora, abrimos cajas al tún tún con gritos de gata en celo en ‘Allá tú’, nos tiramos horas viendo cangrejos encima de una piedra en ‘Supervivientes’ e intentamos adivinar cuál es el famoso que se encuentra tras la cara desfigurada en los programas nocturnos de llamadas.

Es triste llegar a valorar a la Ruleta por su paneles, pero al menos nos muestran letras que se juntan y hacen palabras, que a su vez forman frases y que en algunas ocasiones nos enseñan o recuerdan el título de una película o un refrán español. La Ruleta de la fortuna, que diría la Ministra Calvo, es cultura y, como tal, debería estar subvencionada.

En Estados Unidos, «La Ruleta» nació hace 30 años con el nombre de «Shopper’s Bazaar» y empezó a emitirse en la NBC el 6 de enero de 1975. Actualmente se emite en todo el territorio de Estados Unidos y continúa siendo el programa diario más visto en esta modalidad con más de doce millones de espectadores cada día.

En España, figuras míticas de la televisión, del teatro y el cine han presentado la Ruleta (Mayra Gómez Kemp, Belén Rueda, Andoni Ferreño, Mabel Lozano, Irma Soriano…) y Jorge Fernández la lleva en esta etapa con seducción y gallardía.

No ofrecerá los escaparates millonarios de ‘El precio justo’, ni les ayudará a reconocer la quinta sinfonía de Betthoven escuchando un fragmento, pero reúne un poco de todos los factores que ha de tener un concurso. Y además con mesura, algo raro en la televisión actual y que el espectador demanda.

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