Síndrome de Gong

Síndrome de Gong

Sigamos copiando lo decadente, lo grosero, lo vulgar. Ahora toca, en la pública, en la de todos, Gong Show, programa de la NBC nacido en 1976 y presentado por Gary Owens.

Owens ha sido sustituido en España por una señora llamada Paz Padilla, remedo de graciosa, experta en chistes malos con acento del sur y gemela de Olivia, la parienta de Popeye.

Gong Show no sólo imita al original, también capta la aberrante esencia patria de El Semáforo, aquella zumba basada en “artistas anónimos” y que en los noventa presentó Jordi Estadella.

Y digo esencia patria porque los huesos del cuerpo nacional están calados con el humor basado en la ridiculización de los otros, a poder ser desgraciados sin talento, ridículos, lamentables, con defectos psíquicos o mentales, eso que tanto dominaban Cárdenas o Sardá, que sólo les faltó llevar a gente con síndrome de Down. Pues hemos pasado del síndrome de Down al síndrome de Gong, que viene a ser lo mismo.

Alguien que por fortuna no vería mucho la televisión, dijo que lo peor de la ignorancia es que a medida que se prolonga, adquiere confianza.

Y de eso se trata. Mientras el país vive uno de sus periodos políticos e históricos más oscuros, lo mejor es darles, en prime time, y en la pública, imágenes de un albañil tocando el piano con su buldog, de un joven que hace malabarismos con una valla de obra o de un pingüino montado en un triciclo.

Señores lectores, como decía la Padilla en otro programa intelectual de los suyos, ¡¡voten!! Pero no se confundan: voten democráticamente… al freak que más le guste.

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