Estos pichones no se cortan un pelo

Estos pichones no se cortan un pelo

Si ‘Kid Nation’ está convulsionando la sociedad norteamericana un mes antes de su estreno, los colombianos van más allá con un reality de sexo duro. Se llama ‘Los pichones’ se emite desde Medellín a través del canal por cable Kamasutra.

Según cuenta el diario colombiano El Tiempo, es una hora semanal para voyeristas, que incluye un plato fuerte, no apto para menores y tampoco para cardiacos. Los participantes están dispuestos a mostrarse en la intimidad de la manera más explícita frente a las cámaras, las luces, camarógrafos y luminotécnicos, productores, y editores, y un jurado que juzga todo, especialmente si están ‘tirando’ bien o mal.

También el público juzga y evalúa. Por un lado, si el sexo que tienen los concursantes, en condiciones extremas, es suficiente para votar por ellos. Por el otro, si no hay calidad en la producción.

En ‘Los pichones’ hay actualmente dos parejas tratando de ocupar el puesto de la más ardiente de Colombia. Las parejas que participan deben medirse a escenas voyeristas o exhibicionistas como, por ejemplo, tener sexo con la esposa frente a un grupo de seis amigos, como lo hizo una de las parejas en anteriores capítulos.

Tienen que azotarse para excitarse y realizar una escena bajo el concepto sadomasoquista. Deben superar las llamadas pruebas no convencionales, como contratar una volqueta, un camión, un bus o una lancha y tener una auténtica jornada de sexo movido. O pintar un cuadro desnudos mientras hacen el amor.

La categoría ‘Guarra’ empuja al sexo sucio. La última prueba tuvo lugar en una pesebrera en medio de comida de caballo, excrementos y animales. De esta, hay diferentes variaciones para criaderos de pollos o marranos.

Despedidos por pornográficos

Quizás otros podrían concursar también por el título de los castigados y sin empleo. Una mujer que trabajaba cobrando cartera para un banco y su esposo, jefe de compras de una empresa de construcción, terminaron despedidos de sus cargos después de salir de »Los pichones».

«A raíz de esto ha surgido una nueva polémica entre la audiencia que nos sigue: ¿volverse actor porno es causal de despido? Porque para algunas parejas ha sido un mayor obstáculo lo que piensen sus jefes que sus propias familias», dice Christian Cipriani, la cabeza de esta idea y, con tan solo 22 años, el productor porno revelación.

Así y todo, hasta el momento a la productora 17-26, que es la realizadora, le han llegado cientos de solicitudes de personas que quisieran participar. «Todo el día, todos los días, me la paso haciendo casting», cuenta Cipriani. Pero la productora tiene claros sus parámetros: busca gente del común, de esa que se ve menos en la televisión y más en la calle. Tampoco buscamos a la vieja o al tipo arrancado que llegue aquí, buscando una oportunidad solo de ganar plata», según Cipriani.

Para Cipriani, sus producciones de sexo son su sueño, y por eso cree estar al frente de una empresa prometedora, que por ahora, dice, es pretendida por un productor de Playboy y otro de la Piedra Factory, de España.

A su juicio, sin embargo, Kamasutra es también algo pedagógico y hasta terapéutico. «Si mi pareja y yo ganamos el título de los más pichones de Colombia, obviamente se fortalece la relación o puede llegar a destruirse», teniendo en cuenta que en medio de tanta apertura e intercambios, también se corren riesgos, asegura.

La otra realidad de Colombia

Los paradójico de ‘Los Pichones’ es que se realiza en Colombia, un país en el que, cada tanto, se enciende la polémica por la difusión no autorizada de videos íntimos.

Primero fue Luly Bosa, el caso más recordado por el nivel de reconocimiento de la actriz y por su decisión de llevar a los estrados judiciales su caso para obtener un resarcimiento de su imagen. Más recientemente, el drama lo vivió Johana Cardona, periodista de Barranquilla, expuesta aparentemente por su ex novio, que conservaba imágenes de sexo con ella en su celular. Y hasta una pareja de trabajadores de Corabastos fue protagonista de las escenas íntimas más comentadas del año en la plaza de mercado.

Claro, es el mundo del juego íntimo, inviolable, y no público, pero lo cierto es que, de cara a lo que se está viviendo con estos realities porno en Medellín, la sociedad pareciera estar dejando atrás más de un estereotipo.

‘Los pichones’ es esa otra cara de la realidad: la del fenómeno de exhibicionismo ‘exacerbado’, que para mucho empezó con el boom de los desnudos de mujeres de todas las edades, en diversas clases de revistas.

Modelos, actrices, presentadoras y finalmente intelectuales señoras en época otoñal accedieron a posar ante las cámaras. Es a ello a lo que ha seguido el fenómeno del ‘reality’ paisa, pero ahora con gente del común y corriente.

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