Los tomates podridos de Telecinco o el rancio de Jorge Javier Vázquez

Los tomates podridos de Telecinco o el rancio de Jorge Javier Vázquez

Cientos de comentarios ha generado la crónica del genial Juan Cruz Osta. Versa sobre la opinión generalizada en la profesión periodística –personalizada en Martín Prieto– sobre el enfermizo amor de los directivos de Telecinco por los contenidos ‘basura’. En especial ese programa éxito de audiencia –no hay que olvidar que España es el país de la envidia y la insidia– llamado ‘Aquí hay tomate’ cuyo estandarte es un personaje telenovelesco malvado llamado Jorge Javier Vázquez.

En una excelente crónica, Juan Cruz Osta cuenta que Martín Prieto es una de pluma fina del periodismo que aloja «Bajo el volcán» el diario El Mundo. Pero MP, aprieta de tal manera la punta de su estilográfica que termina sacándole sangre al papel. Este jueves, el escritor ha mandado al diario un zumo de tomate. Podrido. «Algo está pasando en Tele 5 para que siga expendiendo tomates podridos sin que se asquee la audiencia. A Paolo Vasile se le está calentando la parrilla». Al «ovíparo» Jorge Javier Vázquez lo exprime vivo.

«Jorge Javier Vázquez, uno de los ovíparos que presentan Aquí hay tomate en las tardes de Tele 5, se despachó muy suelto de cuerpo ilustrándonos como «Manolete» lidiaba presos políticos en el albero ultimándolos con el estoque. Y no se le cayó la dentadura al decirlo ni quedan parientes o amigos del maestro para replicar tamaña iniquidad».

Martín Prieto es uno de los fundadores del diario «El País«, donde trabajó como adjunto a la dirección, llegando al cargo de subdirector, hasta 1981, y después como delegado de este diario para América del Sur. Después pasó a la revista «Tiempo«, más tarde a «Ya» y, ya en 1991, se reincorporó a «Diario 16«. Después pasó al diario «El Mundo«, donde ha escrito la demoledora columna de análisis de comunicación sobre el «ovíparo» Jorge Javier Vázquez. Y contra Vasile.

«Pese a su éxito de mínimo común denominador algo está pasando en Tele 5 para que siga expendiendo tomates podridos sin que se asquee la audiencia. A Paolo Vasile se le está calentando la parrilla, y lo suyo es un monográfico del corazón que se retroalimenta a sí mismo y que acabara fatigando al público, sobre todo si empiezan a desbarrar en la Historia con abyección, vileza y cobardía. Algún día Vasile, que es inteligente, debería utilizar sus talentos para hacer el bien».

Dice Martín Prieto:

«No ceja el ovíparo con la torería y ha dado en descubrir una presunta relación homosexual entre Jesulín de Ubrique y su primer apoderado, que habría sido chantajeado por el padre del torero (?) si se aludiera a la condición sexual del palmípedo apelaría al honor, a la no discriminación, a la propia imagen, y saturaría los juzgados con querellas. Pero la libertad de expresión es precisamente lo contrario de lo que practica cada día este rastacueros con ínfulas de Elsa Maxwell».

Para concluir estrujando a la hortaliza hedionda:

«Estos tomates podridos se emiten para mayor irritación en multidivisiones, y llenan su tiempo emitiendo los temas (noticias no son) hasta cuatro y cinco veces, lo que junto a la publicidad y la autopublicidad, se alargan como un asqueroso chicle mascado por otro. Lo más grave es que los tomates tienen audiencia. Ahora nos dirán que Islero era republicano, y se vengó. Y asentiremos como borregos ante la podredumbre del tomate».

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