Fox estrenó anoche en EEUU la tercera temporada de ‘Prison Break’. Los hermanos siguen en Panamá, uno intentando escapar de la cárcel de Sona y el otro tratando de rescatar a su hijo. Michael sólo piensa ya en vengar la muerte de su novia Sarah, decapitada por la mala-malísima Gretchen. El episodio resultó entretenido, pero sin la fuerza de los arranques de las dos temporadas anteriores.
El devenir de la historia es reconocido por los seguidores de la serie –parece que los guionistas lo están estirando hasta el máximo como han hecho en ‘Perdidos’ (Lost)– y en ciertos momentos da la sensación de deja vú al ver las mismas peleas en el patio de la cárcel de Sona, diálogos similares, angustias de los personajes… Hay uno nuevo, el general Zavala, que se ha hecho cargo de los presos, pero no dura ni media hora, porque Gretchen –quién si no– lo mata de dos tiros.
