Ha llegado el momento de la verdad para ‘Moment of Truth’ y…

Ha llegado el momento de la verdad para 'Moment of Truth' y...

Tras tres meses de constante machaque en los medios, la Fox ha estrenado el muy esperado ‘The Moment of Truth’ en Estados Unidos. Y lo ha hecho a continuación de ‘American Idol’, el programa de mayor éxito de la historia de la televisión. Pero a pesar de lograr una audiencia de más de 23 millones de espectadores, ‘El momento de la verdad’ no termina de engañar al detector de mentiras.

WEB OFICIAL DE ‘MOMENT OF TRUTH’

Las cifras no mienten: ‘Moment of Truth’ logró mantener al 94% de los espectadores entre 18 y 49 años que vieron ‘American Idol’, lo que supone un récord. Pero lo curioso es que incluso, en la franja de los 18-34 años y entre adolescentes consiguió aumentar el porcentaje respecto a Idol.

Resumiendo: el estreno de ‘Moment of Truth’ ha logrado la mejor valoración entre todas las novedades de la temporada.

23 millones de personas no pueden estar equivocadas. Yo creo que sí. La factura de ‘Moment of Truth’ es impecable. El ritmo, fantástico. Los concursantes, bien escogidos y los familiares que les acompañan, también. Las preguntas a las que son sometidos, geniales. ¿Entonces?

«¿Se ha sobrepasado alguna vez con las manos tocando donde no debiera a alguna de sus clientas durante un entrenamiento personal?», le preguntan al primer concursante, un joven y apuesto rubio, ex jugador de football profesional y actual entrenador personal.

Él ha tenido que responder con anterioridad a esa pregunta, junto a otras varias decenas, durante el casting y bajo la monitorización de un detector de mentiras.

Los responsables del programa han escogido 21 de esas preguntas. Si contesta la ‘verdad’ a las seis primeras, gana 10.000 dólares. Si no miente en las siguientes cinco, consigue 25.000 dólares. Así hasta las pregunta 21, donde lograría medio millón de dólares.

Cada pregunta se va volviendo más personal. Se puede retirar en cualquier momento, pero si decide escuchar la pregunta, está obligado a contestar. Y si ‘miente’, pierde todo el dinero.

La mujer del entrenador personal, sentada a pocos metros, tiene un ‘comodín’. Si hay una pregunta que le perturba demasiado y de la que no quiere conocer la respuesta, puede pedir que su marido no conteste y entonces el programa saca otra.

Hasta la pregunta de si tiene los ‘dedos largos’ a la hora de tocar a sus clientes, el hombre se ha desenvuelto bien. Ha confesado que se considera el más guapo y atractivo en su grupo de amigos, que le mira el ‘paquete’ en la ducha a los hombres, que le ha ocultado cosas a su mujer que harían que ella desconfiara…

«¿Ha toqueteado a mujeres durante los entrenamientos?»

–No –contesta.

La cámara hace un plano corto de sus talones, que se mueven rítmicamente contra el suelo. Plano al rostro de sonrisa forzada.

–That answer is…. FALSE –dice la voz metálica femenina del detector de mentiras tras estirar unos segundos el ‘falso’

Acaba de perder 25.000 dólares y ganar seguramente una bronca con su mujer, quien le recibe con un obligado beso en la mejilla y cara de pocos amigos.

Como espectáculo televisivo está muy bien. La realización es impecable, no hay tiempos muertos, puro espectáculo.

Lo que resulta raro es la propia esencia del formato. Se gana por decir la verdad, por lo que resulta muy extraño la alegría del concursante, de su familia y del público, aplaudiendo a raudales, cuando se ‘acierta’ una pregunta confesando que –no fue el caso esta semana, pero lo será en las siguientes– «le he puesto los cuernos a mi mujer acostándome con su madre».

¡Bravo! ¡Bravo!

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