(PD).- En plena disputa de la Eurocopa la película «La gran final», de Gerardo Olivares, centrada en cómo se las ingenian para ver el partido definitivo del Mundial de Fútbol de 2002 gentes de lugares remotos del planeta, viene que ni pintada para la edición de mañana del programa «Versión Española» de La 2.
El primer partido de España en la Eurocopa superó el 50% de audiencia el pasado martes, pero lo de un Mundial es cosa aparte.
Eso muestra «La Gran final», que un Mundial une, bajo la misma afición, a una familia de nómadas mongoles, a una caravana de camelleros tuareg del Sahara y a una tribu de indios amazónicos.
El filme mezcla una base documental con la ficción, lo que es lógico si se piensa que el director, Gerardo Olivares, es un reportero que lleva muchos años recorriendo el mundo.
En uno de sus viajes por el planeta se encontró en una despoblada región de Mongolia con una tribu de nómadas que, entre sus pertenencias, llevaba una vieja televisión: iban al poste de luz más cercano -es un decir, pues allí las distancias son enormes- para ver un culebrón ruso.
Como el cineasta había visto muchas veces en su vida que el poder del fútbol es superior al del mejor culebrón, se le ocurrió el argumento de la película y también rodarla con actores que no son actores, sino personas reales a quienes se puso en la situación de luchar por ver la gran final entre Alemania y Brasil del 2002. Un acierto.
