Gran Hermano: traca final con insultos, lloros y hasta espantadas

Hambre, calor y frío, y cansancio, mucho cansancio es lo que han sufrido los habitantes de la casa de Guadalix durante sus cuatro meses de encierro. Y sin embargo, casi todos -con la excepción de Ana Toro- estarían dispuestos a volver de inmediato a su antiguo hogar. «Pero sólo una o dos semanas más», como puntualizó Almudena.

Mercedes Milá logró reunir una noche más a todos los fans de Gran Hermano ante la pequeña pantalla para despedirse de la edición GH10 con un intenso debate de varias horas. En un intento de arañar audiencia a Jaime Cantizano y su DEC, que contaba este viernes con la presencia de Nuria Bermúdez, como se hizo eco El Semanal Digital, y de Andrés Burguera, la presentadora echó toda la carne en el asador.

Se habló de todo. Empezando por la broma de Iván con el disolvente y el mechero que puso de un pésimo humor a Mirentxu, quien incluso llegó a abandonar el plató antes del final del programa.

También se recordó la incredulidad de Orlando al enterarse de que Gema y Carlos F eran matrimonio, los celos iniciales del «soldador» hacia el «feriante» y como hacían manitas por la noche pese al peligro de ser descubiertos. Y claro, el odio visceral entre el matrimonio e Iván.

Se habló de los tres tríos: el de la fregona, el de las «brujas criticonas» contra Liz y el triángulo Gisela – Carlos Hoya – Loli, que fue el que levantó más ampollas. En este último caso, Iván reconoció que le dio mucha pena Gisela y ésta reconoció que aunque dentro de la casa no comprendió la razón que tenía el ganador de GH cuando le daba consejos, sí se los agradecía a posteriori.

Lágrimas a raudales

El momento emotivo llegó cuando llamó Carla del Río, la creadora de la plataforma ivanista. Iván, que estuvo con la lágrima fácil y la voz quebrada desde el comienzo del programa, rompió una vez más a llorar. Milá explicó la carta que le había escrito Carla a Iván aludiendo a su enfermedad y a la fuerza que le daba Gran Hermano, y en especial Iván -«por ser el más auténtico y luchar con el corazón y no la cabeza»- para seguir adelante. «No somos jeques árabes», explicó la líder de los ivanistas, somos 1696 personas que nos hemos organizado cada vez que estabas nominado. Siempre te hemos defendido», afirmó Carla.

Iván, abrazado a Almudena, no paró de llorar. Cuando recuperó el habla sólo dijo: «Quiero ser el presidente de los «carlistas».

Pero no todos los representantes de foros y blogueros invitados al plató llegaron en son de paz. El periodista Nacho Montes repartió estopa a Carlos Hoya -le llamó chulo para dejarlo después en «chulesco»- y a Loli, a quien tildó de soberbia e «institutriz amargada» entre otras lindezas.

Y no podía faltar una alusión a «el de casa, el de siempre», Julito, el concursante que más ha cambiado desde el momento que abandonó la casa de Guadalix. El canario estuvo guerrero -«¿por decir lo que pienso soy el malo?»- y volvió a despacharse a gusto contra Liz, quien por su parte dijo que no tenía nada que decir «a esa persona».

Los ojos más tristes

Y después de que Almudena pidiera perdón por su carencia, su defecto de «hablar primero y pensar después», las cámaras volvieron a enfocar los ojos más tristes de la noche, los de Nani. Orlando salió al quite diciendo que «somos amigos», pero lo dijo con un punto de amargura y ella, desolada, se mostró arrepentida de haber actuado con despecho y por celos al salir de la casa y serle infiel al feriante.

Tras anunciar Palomares que los «Julja» (Julito y Javier) siguen adelante con sus planes musicales y que él, por supuesto, se casará dentro de unos meses, Mercedes Milá cerró el programa con un: «Habeís vivido un encierro difícil. Me despido de los concursantes, también de Mirentxu que se ha ido de este último debate. Gracias de corazón por los buenos y los malos ratos que nos habéis hecho pasar».

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