Continúa en ‘Sálvame’ el culebrón de la relación sentimental de Kiko Matamoros con la albaceteña Cristina
Matamoros se niega a contestar «imbecilidades» a sus compañeros. «Todo es tendencioso y absurdo, estoy harto de que me llamen golfo, manipulador y chamarilero», decía el ex marido de Makoke exigiendo pruebas a quienes le acusan de haber pactado las fotos que se publicaron con su novia.
Pero María Patiño reiteraba su información y acusaba a su compañero de tenderle una trampa.
«La alegría no me la quitáis ni vosotros ni nadie», advertía casi de manera amenazante Matamoros que, llamando a sus compañeros «concilio de aspirantes a juristas», les recordaba que porque alguien hable en prensa no pierde ni su anonimato ni sus derechos (esto lo dice él que durante años lleva haciendo ‘trajes a medida’ a periodistas): «Ayer estaba indignado pero hoy me parto, todo es tendencioso y absurdo». Además, ha vuelto a negar que vendiera las primeras fotos que se publicaron: «Que digan qué agencias han vendido esas imágenes y no sé cuántas imbecilidades más».
Según recoge la web de T5, Mila Ximénez le decía «Te suplico que dejes de llamarnos imbéciles e idiotas», pero él respondía que a él le llaman «golfo», «manipulador», «chamarilero» y se lo tiene que tragar: «Estoy hasta aquí de infundios, calumnias y difamaciones».
Patiño plantaba cara al ‘defensor de la audiencia de Salvame‘ , mientras se enfadada consigo misma porque ha caído en una «trampa»:
«Soy imbécil y muy imbécil porque no puedo entender que una persona como Kiko Matamoros no tenga la capacidad de ir de frente, vender lo que le dé la gana y como le dé la gana. Se envuelve en medias mentiras y yo caigo porque soy tonta y lo aprecio, pero se acabó».
Dicho esto, la presentadora de ‘Socialité’ ha insistido en que, a través de un intermediario, Kiko Matamoros pactó con una agencia para que se tomaran las famosas fotografías. Sin embargo, apunta que se encontraron con otras dos agencias y la revista que publicó las imágenes tuvo que comprar las fotos de las otras agencias: «Tú con un intermediario pactas con una agencia. Conozco la conversación la hora y el lugar y lo que digo va a muerte», decía Patiño y Matamoros, negándolo todo, ponía su teléfono a disposición de la dirección.