El periodista Antonio Naranjo ha desmontado el relato impulsado por Moncloa y sus terminales mediáticas para intentar salvar la imagen del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, en pleno juicio que le señala por la presunta revelación de secretos tras la filtración de un correo con información de la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
Desde el principio, los ‘atletas’ del equipo de opinión sincronizada se han dedicado a intentar rescatar al soldado Ortiz afirmando que todo es un malentendido y que el bueno del fiscal solo desmintió un bulo. Que haya difundido información privada de un ciudadano es un detalle menor.
Ante semejante memez, el presentador de El Análisis: Diario de la Noche en Telemadrid es contundente:
“El Fiscal General del Estado no está en el banquillo por desmontar un bulo. Se enfrenta a seis años de cárcel por comportarse como un esbirro a las órdenes de un capo”.
El presentador relató los hechos que recoge el auto del Tribunal Supremo en el que se ordena la apertura de juicio y que dinamitan el relato de la ‘Brunete Pedrete’:
“Recabó, en un correo privado ajeno a la Fiscalía, las comunicaciones de un ciudadano anónimo para urdir una operación contra un rival político. Después, toda esa información llegó, por arte de birlibirloque, a la Moncloa y a algún medio de comunicación cercano al Gobierno; y más tarde acabó en la Asamblea de Madrid remitida por el Gabinete de Pedro Sánchez para explotarla contra la presidenta regional.
Por último, como si fuera un vulgar narco —saben, como en las películas en las que tiran las papelinas por el váter cuando la policía llama a la puerta— García Ortiz eliminó las pruebas de sus presuntos delitos, quizá para que no se pudiera comprobar que la cadena de filtraciones acababa en la presidencia”.
Para terminar, el presentador considera que es una vergüenza que aquellos que van dando lecciones de democracia sean los que callan ante el uso torticero del Estado para montar una operación contra un rival político:
“Cualquier demócrata —piense lo que piense de Ayuso, de Sánchez o de quien sea— debería escandalizarse por casos como este. Utilizar el Estado para acabar con un adversario destroza el Estado de derecho, deshace la confianza de los ciudadanos en las instituciones y transforma España en una sucursal de Sicilia. El día en el que al fin ha dimitido Mazón, aún resulta más intolerable que Ortiz siga de Fiscal General y su jefe, Pedro Sánchez, lo mantenga. Hoy por ti, mañana por mí”.