Ser colaborador de un programa de televisión es un chollo. No se cobra mal (entre 500 y 2000 euros por programa) y se obtiene popularidad. Para sentarse en un plató ya no hace falta ser periodista o tener una cultura o preparación necesarias. Ahora hay que dar de qué hablar, ser noticia y crear polémica, pero hay algunos que no se sabe muy bien qué pintan ahí.
Dejando de lado a los tertulianos políticos (son para un capítulo aparte), los colaboradores de los programas de televisión han crecido como la espuma en la última década. Los magacines dedicados a la prensa rosa se nutren de opiniones y especulaciones que son debatidas por un grupo de personajes de variopintos orígenes.
En los magacines podemos ver como antiguos concursantes de realities o ex parejas de famosos se gritan entre sí para llamar más la atención y justificar su sueldo. Nos guste o no, la televisión que más se consume ahora mismo es la de la escándalo (ahí están las audiencias). Para salir en directo hay que provocar, pelearse y, en definitiva, entretener.
Pero hay algún que otro tertuliano que se sale de la tónica actual. Unos son demasiado ‘buenos’ y no dan juego y otros no aportan ni exclusivas ni tienen gran cosa que decir.
Los cinco colaboradores de TV más prescindibles son:
Miguel Ángel Nicolás: El ‘fashionista’ de pose
¿Donde se sienta?: En ‘El programa de Ana Rosa’ (Telecinco)
Curtido en el mundo de la moda, Miguel Ángel Nicolás da su visión sobre la crónica social y el estilo junto a Ana Rosa Quintana. En realidad, es un personaje que pasa casi desapercibido, al que le falta garra y sentido del humor. Parece perdido en su papel de comentarista y da la sensación de estar más preocupado en su imagen que en lo que dice. Su última polémica la protagonizó junto al Conde Lecquio quien le llamó «tonto a las tres», por decir que el italiano es famoso gracias a las mujeres con las que ha estado y no por su valía profesional.
Lo mejor: Da presencia, tiene amplia experiencia ante las cámaras y sabe, mucho, de estilo y moda.
Lo peor: No tiene mucha gracia y parece que va de puntillas ante las cámaras, sin llamar demasiado la atención. Sus comentarios rara vez son valorados.
La alternativa: Debería definir más su situación en el programa. Que tenga una sección propia en la que de rienda suelta a sus conocimiento de moda.
Isabel Sartorius: Azafata de lujo
¿Dónde se sienta?: En ‘Espejo público’ (Antena 3)
En septiembre de 2010, ‘Espejo Público’ -magacine matutino de Antena3- presentó temporada y entre sus novedas destacaba la incorporación de Isabel Sartorius como colaboradora semanal con un espacio llamado ‘En Confianza’. En él, la ex del Príncipe Felipe, acompañada por un experto, da consejos a la audiencia.
La actracción era potente. Sartorius es un personaje esquivo para la prensa y sorprendió su fichaje. El problema es que se convirtió en un maniquí, una azafata de lujo a la que se le ha relegado a un segundo plano.
Lo mejor: Sus intenciones son buenas.
Lo peor: No se sabe desenvolver ante las cámaras.
La alternativa: Que acepte sus limitaciones y que se dé cuenta de que la TV no es lo suyo.
Luís Rollán: ¿Qué hace un tipo como tú en un programa como éste?
¿Dónde se sienta?: En ‘Sálvame’ (Telecinco)
Saltó a la fama gracias a Ana Rosa Quintana y en 2010 firmó con lo nuevos ‘dueños’ de la TV, los de ‘La fábrica de la tele’, para hacerse fijo en ‘Sálvame’ y derivados. El siempre estiloso Luís Rollán es el ‘chico bueno’ del cortijo. No se mete en líos, quiere llevarse bien con todos sus compañeros y, aparte de lo relacionado con su amiga Isabel Pantoja, apenas da exclusivas.
El problema es que en ‘Sálvame’ la noticia no son las que se dan, las noticias son quienes las cuentan. Los colaboradores tienen que ser personajes polémicos y Luís no lo es. Es cierto que ante tal ‘circo’ es necesaria una figura de contraste, alguien con un poco de coherencia e imagen, pero ese puesto ya estaba cubierto con Terelu Campos. Rollán es políticamente correcto y respetuoso con sus colegas pero no encaja en ese ‘show’.
Lo mejor: Es la figura amable de ‘Sálvame’, habla con corrección y no entra en polémicas.
Lo peor: No se decanta por nada, no toma partido e intenta llevarse bien con todos.
La alternativa: Si quiere seguir en ‘Sálvame’ que protagonice algún escándalo y, si no, que vuelva a los matinales más calmados en los que resaltaba más.
Antonio Tejado: El club de los ex novios resentidos
¿Dónde se sienta?: En ‘Enemigos Íntimos’ de (Telecinco)
La ex pareja y padre del hijo de Chayo Mohedano (sobrina de Rocío Jurado) comenzó su carrera como tertuliano en el programa revelación del 2010 ‘Enemigos Íntimos’. Su presencia en el magacine se justificó cuando, a pocos meses de su boda, comenzaron a salirle supuestas amantes. Pero, aparte de hablar de la que fue su familia política, no aporta casi nada. Le faltan tablas y respeto hacia sus compañeros.
Lo mejor: Cuando sus compañeras, Cristina Fernández y Aída Nízar, se meten con él.
Lo peor: No aporta nada nuevo ni relevante al programa.
La alternativa: Tiene suerte de que se le haya dado la oportunidad. Que comience a tener una buena cantera de contactos y empiece a dar noticias de cosecha propia y no sólo de su vida.
Rosa Benito: Una mamá en ‘Sálvame’
¿Dónde se sienta?: En ‘Sálvame’ (Telecinco)
La cuñada de la ‘más grande’ es la ‘buena’ de ‘Sálvame’. Su inocencia y su carácter campechano y tímido la hacen única, pero no lo suficiente en un programa como el de Jorge Javier Vázquez. Lo cierto es que, durante dos años, no ha hecho gran cosa. Parecía que estaba allí por la familia a la que pertenece.
Cierto es que a Belén Esteban le pasa más o menos lo mismo. No da noticias y sólo habla de ella. Pero la de San Blas posee un carácter tan fuerte y marcado que todo lo que dice y hace crea noticia. Rosa Benito aún no se ha definido. De prudente parece sosa. Su ‘utilidad’ no es comprobable.
Lo mejor: Se le toma mucho cariño, es entregada, entusiasta, inocente y dan ganas de que te cuide.
Lo peor: Es demasiado insegura, o eso aparenta, y no llega a destacar..
La alternativa: Ha hecho muy peor que muy bien en entrar en ‘Supervivientes’, ahora es protagonista de algo.