El miércoles 12 de octubre de 2011, laSexta volvió a apostar por las ficción extranjera de calidad y estrenó una de las series más aclamadas de la temporada pasada en USA: ‘The Killing’, un trhiller que aunque no cuenta nada nuevo, supone una estacada mortal a las series policiales de moda. ¿Estamos ante el nuevo Twin Peaks? Para nada, pero eso no es malo.
Alguien es asesinado y el crimen remueve los cimientos de todos los personajes que rodeaban a la víctima, aflorando secretos, mentiras y cambiando el destino del grupo. Si contamos sólo esto podríamos hablar de cualquier thriller , ya sea novela, película o serie. En eso se basa el género. Las normas son claras pero el producto determina su calidad, no por reinventarse si no por la forma narrativa.
Es cierto que ‘The Killing’ se ha vendido como el ‘Twiks Peaks’ del siglo XIX pero anunciar algo así es hacerle un flaco favor a la serie de AMC (cadena responsable de de ‘Mad Men’ o ‘The walking Dead’). ¿Por qué uno recuerda la ficción de David Lynch? Por su surrealismo, su ‘mal rollo’, sus personajes histriónicos, su atmósfera de ‘te estoy tomando el pelo pero lo hago muy bien’. Allí había fantasmas vengadores, búhos misteriosos, enanos que hablan al revés. En definitiva, una obra de arte escapista en la que lo que menos importaba, al final, era quién había matado a Laura Palmer.
De acuerdo, en ‘The Kiling’ la pregunta es: ¿Quien Mató a Rose Larsen?. También hay paisajes lluviosos, padres que lloran mucho, políticos corruptos, una víctima ‘díscola’ y un largo etcétera que la emparentan con ‘Twink Peaks’ pero hasta ahí. Esto es un producto sin dobles sentidos, sin fantasía. Basa su atractivo en la dureza y el realismo lo que la acerca a la que fue la verdadera reinventora del genero policiaco televisivo, ‘The Wire’ (HBO).
Recordemos que ‘The Killing’ es el remake de la serie danesa, «Forbrydelsen», y se narra la investigación del asesinato de una joven. Los policías encargados del caso (perfectamente interpretados por el sueco Joel Kinnaman y, sobre todo, por una inmensa e inquietante Mireille Enos) irán -como manda el tópico- desmontrando las piezas de un puzle en el que todo es lluvioso, gris -están en Seattle- triste y frío.
‘The Killing’ no llega en una época atiborrada de series policiales autoconclusivas. Cada semana vemos en ‘CSI’ y similares crímenes atroces y un asesinato más, un asesinato menos, como que nos da igual. Aquí, de momento sólo hay uno. Pero a diferencia del rictus insensible de Horacio y compañía, aquí hay espacio para el dolor, el duelo, para entender a los personajes. Esto no es ’24’, apártense los fans de la adrenalina. Aquí hay drama. Y aunque se quiera ocultar con frialdad y realismo, quien no llore con el final del capitulo piloto es que es muy insensible.
Sobran cierto trucos baratos de guión -como cuando se intenta engañar al respetable haciéndole creer que la víctima no está muerta si no en casa de un colega- y la trama política, a priori suena algo simplista- aunque, paciencia, luego mejora y mucho-. Lo mejor, los actores: Lo de Michelle Forbes (vista en ‘True Blood’) haciéndo de madre de la víctima es, no de Emmy, de Oscar. Cuando va a reconocer el cadáver su hija a la morgue, reconoces su dolor y explica todo lo que pasará después.
‘The Killing’ no es perfecta pero hay que aplaudirla. Engancha, entretiene pero no se distrae con florituras tontas. Sabe controlar su ritmo pausado para que no aburra y administra perfectamente las sorpresas. Bienvenida sea.