Esto ya ha pasado de castaño a oscuro. Tras pagar a la madre de ‘El Cuco’ en ‘La Noria’, la presión de internet, la posterior retirada de anunciantes y mandar a cientos de personas a la calle al cerrar dos programas de la cadena para hacer un lavado de cara, la situación en T5 está tensa y enrarecida. ¿Es el fin de su modelo televisivo? ¿Van a vapulear a 3 millones de espectadores por la opinión de los opositores?
La situación es la siguiente: ‘La Noria’ en un afán de ofrecer morbo (algo que no debería de escandalizar a nadie) y en un supuesto empeño informativo (y es que tampoco es que esa mujer dijese nada que no supiésemos ya) entrevistó y pagó 10.000 euros a la madre de ‘El Cuco’, menor imputado por encubridor (que no asesino) en el crimen de Marta del Castillo.
Las protestas en la red, y especial las opiniones de un bloguero, Pablo Herreros, hicieron que las marcas se asustaran y retiraran sus anuncios durante la franja horaria en la que se emitía, cada sábado, el magacine de ‘La fábrica de la Tele’.
‘La Noria’ continúa siendo líder de audiencia pero sin anuncios. Asociaciones de espectadores, internautas y cierta sección de la audiencia se subieron al carro del linchamiento y apuntaron a toda la parrilla de la cadena, alegando que T5 infringe, con cada minuto de emisión, la normativa de protección al menor e incontables códigos morales.
Inesperadamente, el 21 de noviembre de 2011, la cadena decidió cancelar dos de sus espacios más polémicos, ‘Enemigos Íntimos’ y ‘ Resistiré ¿vale?’ con el supuesto fin de mejorar su imagen. Y decimos supuesto por que la cadena, en un movimiento de oscurantismo terrible, no ha dado explicación ninguna.
Ahora la pregunta es: ¿Tan mala es Telecinco que merece que cientos de personas se vayan a la calle por que su modelo es controvertido? ¿Se merece lo que le está pasando? ¿Qué puede hacer para salir de este bache? He aquí 5 sencillos pasos para que no se ‘pierdan’:
01. PEDIR PERDÓN:
Por decirlo para que lo entiendan: La cagaron. Y por muchos motivos. Primero y fundamental, aunque la madre del Cuco no haya hecho legalmente nada malo -fue sospechosa de encubrir a su hijo pero no fue detenida ni imputada- es cierto que no hubiese cobrado un dinero ni estaría ahí si Marta del Castillo no hubiese sido asesinada. Lucrarse por un delito de esta magnitud es algo censurable y repulsivo, tanto por quien recibe el cheque como por quien lo firma.
Además, lo que muchos parecen haber olvidado, es que, dinero aparte, esta señora ha salido en un programa de TV mientras se está celebrando el juicio: ¿Es que nadie ha oído hablar de lo que se denomina un ‘juicio paralelo’? Es cuando los medios de cumunicación ejercen una presión en la opinión pública que puede influir en el veredicto final. Es un delito tipificado. Ni la madre del Cuco y ni siquiera los padres de Marta del Castillo, pueden salir tan abiertamente ante las cámaras hasta que no se dicte sentencia.
Sabemos que esto no es la primera vez que pasa y es preocupante. En mayo de 2010, por ejemplo, ‘DEC’ (Antena3) invitó y pagó a Farruquito para hablar, no de su arte como bailarín, si no de cómo asesinó a un hombre en lo que fue un atropello y fuga (y que nadie diga que no es lo mismo por que, aunque lo de Marta del Castillo es abominable, no hay muertos de primera y de segunda clase). En este caso nadie dijo nada.
También tenemos delitos ‘menores’ como pagar a Isabel Pantoja 2 millones de euros cuando está imputada por un caso de corrupción o hacer que un señor que es ¡prófugo de la justicia! como Emilio Rodríguez Menéndez se forre gracias a ‘Sálvame’.
Todo esto es cierto pero señalar lo que han hecho otros para justificar lo tuyo es una falta de respeto a la audiencia. Una maniobra facilona y vulgar. Telecinco se ha cerrado en banda. Que pida disculpas, que intente enmendar la falta (llamarlo error suena a eufemismo). El discursito de «Como todos lo hacen nosotros también» es tachable y vacío.
Pero es que, aunque le aplaudimos como un gran presentador, Jordi González, en diversas declaraciones, no ha hecho más que mostrar una actitud vanidosa y cargada de orgullo que no ha hecho más que alimentar a sus detractores y que el asunto se agrave. Repetimos, reconocer la cagada y a otra cosa.
02. HAY QUE SER CLAROS
La estrategia de T5 de cerrar ‘Enemigos Íntimos’ y ‘Resistiré ¿vale?’ trae consigo una sola pregunta: ¿Por qué? Y es que nadie nos ha informado de si la decisión ha sido tomada por la iniciativa de lavar la imagen de la cadena, por aprovechar la oportunidad y renovar formatos que estaban en desuso (aunque eran auténticos éxitos) o por qué demonios se ha hecho algo semejante.
Tanto dentro como fuera de la cadena el clima es inestable y tenso. Sus trabajadores se preguntan si van a tener un buen finiquito y el espectador está a la espera de saber si su programa favorito seguirá mañana o no. ¿A qué viene tanto oscurantismo? ¿Qué nos ocultan?
Vasile y compañía debería aprender la lección, aprovechar la coyuntura y tomársela como una cura de humildad. Su orgullo roza la prepotencia y la falta de respecto a quienes le muestran su apoyo, es decir, al espectador.
Mantener una política transparente hará que tanto empresarios como medios se relajen, le vean más accesibles y la tormenta pase.
03. MÁS HUMOR Y MENOS DRAMA:
Hay que hacer del pecado virtud. Desde que ‘Sálvame’ monopolizó los contenidos de T5, los responsables de la cadena sabían que de tanto tensar la cuerda, tarde o temprano se tensaría. No es nada nuevo el que los de Mediaset España han optado por la fórmula del parche, la del beneficio a corto plazo. Su modelo de ofrecer polémica y ‘sangre’ moral es rentable pero no perdurable.
Esta crisis de identidad debería tomarse como un soplo de aire fresco. Hay que volver al origen. Si por algo se caracteriza Telecinco es por su ánimo de divertir a la gente. Hay que regresar al color, a no tomarse nada demasiado en serio.
Estamos en crisis, la población está desanimada y asustada. Uno quiere encender la televisión y, o bien ver que otros son más desgraciados que él, o bien evadirse de sus problemas (ambas cosas son, obviamente, compatibles). Pero el espectador también reclama seguridad. Saber que lo que le gusta va a respetarse. Sentirse escuchado.
Desde que se inició el conflicto de ‘La Noria’ hemos notado un notable cambio en los contenidos de la cadena. Por ejemplo, en ‘Sálvame’ se han decantado por lo que mejor se les da, reírse de todo y de todos. Un poco menos de insultos y agresiones y un poco más de ironía no le hace daño a nadie. Esto no quiere decir que se rebajen ante nada, sólo que se han calmado un poco.
Además, sería un buen momento para renovar la ficción de la cadena. Un apartado en el que T5 está haciendo aguas últimamente y en el que podría tener un gran filón.
04. RESPETAR AL ‘ENEMIGO’ PERO NO DOBLEGARSE:
Primero: Ya era hora de de que se admitiese el poder de Internet. Ahora la información llega de manera horizontal e inmediata. Estos movimientos ‘sísmicos’ son contagiosos y difíciles de controlas. La libertad de expresión que aportan las redes sociales hacen que, por fin, podamos ser escuchados y sirven para testar gustos y preferencias. Pero ojo, no de todos. Esta información ha de observarse en su juta medida, tiene que ser respetada y analizada pero de ahí a que sea determinante hay un paso.
Nos guste o no, un programa se mantiene en antena siempre y cuando tenga una audiencia aceptable. No todo el mundo está dispuesto a aceptar que consume un tipo de TV determinada pero los datos hablan por sí solos. El verdadero poder es el que se tiene con el mando a distancia.
Segundo: Las marcas tienen todo el derecho del mundo a anunciarse donde les plazca y/o les convenga. El problema es que, en el caso de ‘La Noria’, algo huele mal. Todo parece sacado de contexto y suena a que los anunciantes han aprovechado el asunto para hacer campaña y quedar como los paladines de la justicia.
¿Pero de verdad una empresa multinacional va a darnos lecciones morales? ¿No es irónico el asunto? Aquí, ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.
Además ¿No es ilógico que en tiempos tan oscuros como estos salgamos a la calle para atacar el paro y, después, exijamos retiradas de programas lo que provocaría que cientos de empelados se vayan a la calle? Pero, vamos a ver, T5 no lo forma sólamente Vasile en su despacho mientras se frota las manos y le salen simbolitos del dolar en los ojos. ¿De verdad hay que explicar que toda cadena está compuesta por empleados?
EL MODELO DE T5 TAMBIÉN ES NECESARIO:
Negar que nos gusta el conflicto y el morbo es como dudar del hecho de que el ser humano respira. Vamos a a ver, podemos juzgar muchos de los contenidos de T5. Quizá sea preocupante que el espectador tenga tolerancia a ciertos temas o que no exista el debate sano.
Pero está claro que T5 cumple la función evasiva como nadie. Su modelo es rentable y consumible y entretiene, al menos a algunos. Nos pasamos el día criticando a Belén Esteban, a la Pantoja o a cualquier personajillo salido de ‘Mujeres y hombres y viceversa’. Pero vemos sus programas.
¿De verdad queremos vivir en una sociedad en la que nos avergüenza reconocer nuestros gustos? Uno no es más tonto por ver ‘Sálvame’, ni más listo por leer a Kafka. Todo depende de como se consuma el producto, de cómo se interprete, de nuestra capacidad de crítica.
Los que critican T5 apenas la ven y si lo hacen, peor, porque están alimentando a ‘la bestia’. No es de recibo que nadie tenga en cuenta la opinión de los 3 millones de personas que ven la cadena. Repetimos: existe el mando a distancia.
¿Queremos que nos impongan una programación blanca y familiar, alejada de eso tan humano que es la controversia? No se trata de defender o no a los de Telecinco -que por otro lado están demostrando ser unos arrogantes-, se trata de respetar nuestro derecho a elegir. Además, hoy por hoy, la cadena de Vasile, como empresa privada, es la única que fabrica este tipo de programas. Hay muchas más opciones.
Ojo, no todo vale y podríamos incluir lo de la madre de ‘El Cuco’ pero el límite lo ha de poner, en primer lugar un juez, y en segundo término la audiencia.