Fue como ver un partido de fútbol de final incierto. Lo que parecía estar ‘cantado’, sufrió el revés de la sorpresa y ¡tachán! Blanca de Borbón no ganó la primera edición de ‘Acorralados’. De hecho, la favorita se quedó como tercera opción. Y la flamante triunfadora fue Nagore Robles: Esa vasca que es tan guapa como ordinaria. Fue una gloria polémica y discutida. ¿Se merece el premio?
TENSIÓN HASTA EL FINAL
El jueves 22 de diciembre de 2012 llegaron cuatro mujeres a la última gala: Dos favoritas, una gran aspirante y una ‘opcional’. Las primeras eran Blanca de Borbón y Nagore Robles, pareja que parecía sacada del ‘Chavo del 8′ y que terminó convirtiéndose en protagonista del culebrón más zafio. La sorpresa fue Raquel Bollo, que a la chita callando casi se lleva el gato al agua. ¿Y de Regina do Santos qué decir? Que estaba allí de rebote y que se puede dar con un canto en los dientes con su cuarto puesto.
En resumen. Nagore y Blanca -las dos ya eran finalistas desde hacía una semana-, que eran tan amigas, se presentaron con cara de perro y sólo se hablaban para insultarse. Regina perdió contra Bollo y ésta, tras pasar un gincana de duras pruebas se proclamó como la primera gran finalista del concurso.
Y en un último duelo entre la borbona y la vasca, fue ésta última la que ganó, para después alzarse con los 120.000 euros de recompensa. Pero la pregunta es: ¿Fue una sorpresa? En ese instante no, pero si alguien lo hubiese adelantado un par de días antes la respuesta hubiese sido es un sí tajante.
¿FRACASO DE BLANCA?
Desde que comenzó, en septiembre de 2011, ‘Acorralados’ a los de T5 les dio por destacar, por encima de todos los concursantes, a Blanca de Borbón: Sus pedos, sus torpezas, sus escatológicas costumbres, sus travesuras de niña de 3 años y sus marcianas ocurrencias cubrían horas y horas de parrilla ¿Por qué? Porque es el personaje perfecto para el ‘pan y circo’ que nos da Mediaset: Se creen que la vulgaridad es identificable.
La estrategia funcionó principalmente porque el resto de ‘acorralados’ eran una panda de resabiados que sabían muy bien lo que era estar en un reality. Blanca parecía la más natural. Y subrayo parecía porque en la última gala se descubrió que era la más falsa de todas.
Para empezar cometió ese gran ‘pecado’ que es criticar al prójimo por la espalda pero lo peor es que ha llegado a confesar que seguía un guión establecido por -atención- un amigo suyo psiquiatra y experto en realities que le envió una carta -entregada por su hermana- con instrucciones de comportamiento para que ganara el concurso. Sí, sí, como leen.
En fin, que el hecho de que Blanca fracasara fue una alegría para los que pensamos que entrar en un reality-show es algo más que hacer el payaso. No es que sea algo de vital importancia en la sociedad, pero ya que se concursa, al menos que no se tome el pelo a la audiencia.
¿VICTORIA DE NAGORE?
Nagore Roble fue la más odiada de ‘GH11’. Y no es exageración. La vasca batió el récord como concursante expulsada con mayor número de votos en la historia del concurso. Y mitra tu por donde, dos años después gana uno. ¿Y esta metamorfosis? ¿Se ha vuelto ‘buena’? ¿Nos hemos hecho más malos los espectadores?
Nagore no ha cambiado. Es igual de ordinaria, de mandona, de insoportable y de histérica que como la recordábamos. Pero en Asturias ha podido explotar su lado más tierno y, sobre todo gracioso. Por eso ha ganado. Pero ha tenido ayuda.
Para empezar, confesar en directo su historia de amor con Sofía Cristo la ha catapultado como abanderada de la causa lésbica (algo que, sinceramente, dudo que pretenda ser). Su romance ha dado grandes datos de audiencia y cuenta con miles de fans.
Pero no nos confundamos. Nagore ha triunfado gracias a Blanca de Borbón. Y es que al lado de la noble, la ex-gran hermana (y cualquiera) parecía trabajar más, ser más honesta, sensata y humana.
Y todo esto para, no sólo darle la enhorabuena a Robles y alegrarnos de su victoria, sino para aplaudir una última gala que recuperó el espíritu de lo que debe de ser cualquier concurso: Insesperado y entretenido. Y eso que ‘Acorralados’ en un 80% ha sido de un tedio brutal.