Si por algo destacó Lydia Navarro dentro de la casa de Guadalix fue por su imponente figura y sus faldas-cinturón. Por nada más. Esta mallorquina de 25, en realidad, no dio mucho juego en ‘GH12’: ya que evitaba tanto las peleas como el sexo. Pero tan criticada fue por su ropa, que ahora se la quita para Interviú.
Me considero atractiva, algo explosiva, voluptuosa y exuberante. Dicen que soy una Barbie y yo me veo un poco así, por mi pelo, me gusta combinar la diadema con el anillo…
Soy una Barbie que espera a su Ken perfecto, que no existe.
Así habla de sí misma Lydia Navarro en la entrevista a Interviú –Lydia, de GH: «Soy una Barbie esperando a su Ken perfecto»– que acompaña a sus fotos pseudobarrocas en las que muestra, sin sutilezas, todos sus encantos. Encantos que no todos son naturales. Esta jovencísima madre soltera reafirma en la revista lo que ya dijo en el reality:
Cuando quiero algo, lo quiero ya. Con 18 años me entraron las prisas porque no podía pasar el verano sin operarme los pechos y convencí a mi padre para que lo pagara.
Pero ¿realmente alguien recuerda el paso de Lydia por ‘GH’? Y es que Navarro fue la gran decepción de aquella edición. Cuando la vimos entrar con aquella minifalda y ese abrigo rosa, arrastrando maletas de entre el barro con tacones y proclamando aquello de ‘antes muerta que sencilla’. Pero esta ‘Hello Kitty’ para adultos se quedó por el camino, se encerró en su imagen sexy y en ser la ‘mariliendres’ de su compañero Dámaso y ahí se quedó todo. Tuvo sus momentos, como cuando intentó seducir a un luchador de sumo que se paseó como turista por la casa o cuando viajó a Israel y enseñó a los ‘grandes hermanos’ de allí a cantar ‘Bandido’ de Azúcar Moreno.
Fue, seguramente, por su ‘buen rollismo’ desfasado y su enemistad con la que finalmente fue la ganadora, Laura Campos, lo que provocó que Lydia fuese expulsada con el 72,7 por ciento de los votos. Ante la pregunta de que si cae bien, la rubia responde:
Con ese porcentaje, lo dudo, sabía antes de entrar que iba a tener un montón de detractores. Los ‘lauristas’ [seguidores de Laura Campos] querían expulsarme porque me veían la más fuerte y lo consiguieron.
