El secreto de una buena serie es tener unos personajes potentes, activos e identificables. Ese es el truco para que la gente se aficione. Pero en España, con el lastre que suponen los 70 minutos por capítulo, solemos hacer tramas corales plagadas de criaturas que no siempre funcionan, por mucho protagonismo que se les quiera dar.
Una vez escuché decir a un ejecutivo de una cadena que en «España no se crean buenos personajes para la tele». Mentira. Son pocos, es verdad, pero que nadie se piense que es culpa de creadores o guionistas.
House, por ejemplo, es uno de los personajes mejor escritos de la televisión moderna. Pero uno se pregunta: ¿Qué pasaría si cada semana nos tuviésemos que comer casi una hora y media de interminables secuencias del doctor? Pues que, al final, las ideas se agotarían, y el brillante protagonista acabaría por tener el mismo ingenio que los concursantes de ‘GH’.
En España no hay series en las que poder desarrollar bien los caracteres. Para cumplir los 70 minutos de rigor se echa mano de repartos corales y tramas de relleno que se hacen insufribles.
El buen guión debería estar basado en el principio básico de que son los personajes los que determinan las tramas (con sus decisiones y acciones) no las tramas las que definen a los personajes. Como ejemplos de esto podríamos citar ‘Cuéntame’ , ‘Aída’ o ‘Aquí no hay quien viva’. Tres productos que moldearon muy bien a sus protagonistas y les dejaron respirar aunque, aún así, tienen sus lastres.
Las cadenas (que son las que pagan), aquí tienden a pedir acción, acción y acción. Da igual que el personaje un día sea un racista y al siguiente amigo de los gitanos. Lo importante es que la trama sea espectacular y efectista . Eso está muy bien, pero con coherencia, por favor.
Entendemos que para que guste a todo el mudo se tire del tópico y los personajes no sean más que refritos de lo mismo de siempre pero habría que investigar más, aventurarse y crear personalidades más controvertidas, contradictorias, reales y que no se pasen el día justificando sus actos.
Ojo, tampoco hay que ser tan duro. La creatividad tiene un límite y es común caer en el error de que una trama pierda el interés o que un personaje en concreto no sobreviva a los cambios. Además, el actor que lo interpreta también es crucial para que su criatura funcione pero si, ni con esas, cuaja la cosa, sólo hay un camino aconsejable. La jubilación.
¿Qué personajes de las series españolas son los más prescindibles?
05. Soraya García en ‘Aída’ (Telecinco): Lo que mal empieza…
Actriz: Miren Ibarguren
Soraya entró para sustituir a Aída (Carmen Machi) al frente de la comedia de T5 en la sexta temporada y eso ya mata al personaje antes de presentarlo. El problema que tiene esta chica es que está rodeada de unas personalidades tan geniales y fuertes que tanto ella como su hija Aidíta (Sanseverina Lazar) se han difuminado.
Se supone que Soraya iba a ser la protagonista por eso la juntaron con Chema pero sus caracteres (bondadosos, inocentones y cobardes) se solapan y la hija de Aída no llega a cuajar. No importa. Tampoco molesta demasiado. No destaca mucho, la verdad, ni para bien, ni para mal y eso que Ibarguren es solvente.
Pero Soraya aún tiene esperanzas de evolucionar y más ahora con la llegada de un nuevo personaje, Marisa, ex-mujer de Chema y que interpreta la excelente Lola Dueñas.
04. Bobby en ‘Con el culo al aire’ (Antena3): Lost in translation
Actor: Jesse Johnson
La aportación internacional al nuevo éxito de A3 no ha funcionado como se esperaba. Se anunció mucho que Jesse Johnson, hijo de la ‘estrella’ (ya no tanto) Don Johnson iba a estar en ‘Con el culo al aire’ pero, visto lo visto, ni él ni su personaje pintan demasiado.
Para empezar, por mucho acento que tenga, al chico se le entiende poco. Sólo está para ser el lazarillo de Candela pero no tiene una entidad potente como para que uno desee que ella acabe con él por muy gentil y guapo que sea. Eso sí cada vez que le ponen delante a Lola, la suegra, su personaje crece, pero no por él, claro está.
03. Valeria en ‘El Barco’: Una niña en alta mar
Actriz: Patricia Arbures
He de reconocer que siento cierta animadversión hacía los niños de Globomedia. Ya no pude con Chechu en ‘Médico de familia’ y la pequeñaja de ‘El Barco’ no iba a ser menos (Ojo, el hijo de ‘Águila roja’ no da repelús, que conste, pero las del ‘Internado’, sí).
Es tan tópico y previsible que exista Valeria en esa serie que es que aburre. No es un personaje, es una excusa. Sirve sólo de comodín para que los abuelos de España duerman mejor. Uff pero da tanta pereza. Está tan mal dialogada que cada vez que abre la boca quieres pasarte a Telecinco. No hacía falta una niña en esta serie. Ya es muy familiar de por sí.
Pero tendría que decir que las tramas infantiles pueden funcionar. Para prueba, ‘Los protegidos’, que tiene el mejor casting de niños que se ha visto en este país y sus aventuras están cuidadas y bien hechas.
02. Leo en ‘La Fuga’: El personaje oreja
Actor: Emilio Buale
Con lo buena que es esta serie, qué pena que no esté funcionando. Es entretenida, adulta y cuenta con un guión solvente plagado de personajes, aunque estereotipados, bastante carismáticos. Pero, como no podía ser de otra manera, sobran algunos. Y es que hay demasiados presos y eso, en un drama carcelario, es mala señal.
De todos, el más prescindible es Leo, el amigo del prota y supuesto cabecilla ideológico de la llamada ‘Resistencia’ (presos políticos del futuro, para entendernos). Su historia de amor con Greta nos da igual y como no tiene más trama que esa no despierta interés alguno. Funciona más como oreja de sus compañeros que como entidad propia. Despuntó un poco en el capítulo seis pero ahí se quedó. En tierra de nadie. Además, el actor no ayuda.
01. Raquel en ‘La que se avecina’ (T5): Esfuerzos en vano
Actriz: Vanesa Romero
Aunque los personajes de ‘LQSA’ nacieron como copias pirata de los de ‘Aquí no hay quien viva’ hay que decir que han sabido independizarse con dignidad. Todos menos Raquel, la chica mona y rubia tonta desgraciada en amores y sin personalidad a la vista. Por mucho que se empeñen los guionistas en darle importancia, a la ‘maciza’ del bloque no hay quien se la trague y sólo funciona como pared del resto de vecinos.
Además, Vanesa Romero, la más bella de entre las bellas, no tiene chispa, no hace gracia, no está suelta ni responde con rapidez. Para acabar antes: no es buena actriz y punto.