Envidia. Eso es lo que el espectador español pudo sentir el martes 11 de septiembre de 2012 al ver en Canal + el primer capítulo de ‘The Newsroom’. Envidia por no tener productos tan valientes aquí y envidia por no vivir en un mundo como el de Aaron Sorkin. Una mirada tan realista como idealista del periodismo actual.
EL HOMBRE QUE ANDABA SOBRE EL SUELO
¿Quién es Aaron Sorkin? Un ex drogadicto demócrata de inteligencia deslumbrante y humor afilado que mira por encima del hombro al resto de mortales aunque tiene razones para hacerlo. Guionista semi destacado de cine, en 1995 escribió una comedia romántica llamada ‘El presidente y Miss Wade’ y de la investigación para este proyecto nació un icono televisivo ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ que era algo así como entrar en el país de las maravillas en el que los políticos eran honestos, cultos y en el que no existía la palabra mediocridad.
Con 26 premios en su haber , The West Wing cerró en la séptima temporada (Sorkin dejó el mando después de la quinta) y su creador , tras un intento fallido de repetir la jugada con ‘ Studio 60 on the Sunset Strip’ (duró una temporada), se pasó al otro bando y ganó un Oscar por ‘La red social’.
Y con el ego por las nubes, el bueno de Aaron Sorkin ha vuelto hacer lo que mejor se le da: aleccionarnos. pero en esta ocasión, respaldado por la televisión por cable, lo que supone menos miedo a la censura y mayor presupuesto, ‘The Newsroom es Sorkin desatado, sin anestesia general y no apto para los modernos a los que se les da por criticarlo todo.
EL PERIODISMO YA NO ES LO QUE ERA
El piloto de ‘The Newsroom’ es una experiencia única que merece ser disfrutada como un banquete de diez platos. Y lo mejor es que no empacha, te quedas con ganas de más.
Esta es la historia de un nihilista. un personaje que viene a ser el alter ego de su creador pero que a su vez, se cubre las espaldas y representa a todo aquel que pueda ciritcar el producto. Un ser desgastado, aquejado de una comodidad tóxica, de una pasividad fácil que le impide posicionarse por nada ni por nadie.
Los primeros 10 minutos de The Newsroom son demenciales. vemos cómo el protagonista- Will McAvoy, un legendario presentador de noticias- sale de su apatía y decide explotar durante una conferencia atestada de estudiantes estúpidos y pijos.
Su discurso es feroz y Sorkin usa la crítica a EEUU para, en realidad, ensalzar al país que tanto ama. Lo que el guionista nos viene a decir es que la América de los sueños, del poder y de la democracia, se ha perdido pero que puede recuperarse (¿alguna vez ha sido diferente de como es ahora? Me pregunto . Pero bueno, no seré yo quien le discuta a Mr. Sorkin).
Y de este arranque entramos en harina. Con no más de cinco decorados y una puesta en escena esencialmente teatral, la serie de HBO nos mete en la redacción ficticia de un telediario de una cadena que tampoco existe, aunque nos gustaría. El protagonista recibe la visita de Pepito Grillo, aquí en forma de ex novia que viene producir el programa.
Lo mejor de ‘The Newsroom’ es que se dan nombres. Se usan noticias reales y fantasea con la posibilidad de que unos periodistas la tratasen como se merecen. Con veracidad, crítica y honestidad.
Con Don Quijote como metáfora -su nombre se repite por todo el capítulo- Sorkin, en realidad, nos dice lo que tenemos que pensar y cómo hacerlo pero lo plantea tan bien que es incuestionable. Dicen que ‘the Neswroom’ es una serie para periodistas. Es cierto a medias. La puede ver todo aquel que sueñe con una realidad paralela. Su autor ha usado el periodismo como en su día usó la política: para decirle al mundo cómo serían las cosas si los que tienen el poder (la información) fuesen competentes.
Y de los actores, qué decir. pues que Jeff Daniels nació para interpretar al protagonista y que su partenaire, Emily Mortimer por fin tiene la oportunidad de dejar de ser la chica a la que nunca llegas a identificar pero de la que te suena su cara para convertirse en la estrella que realmente es.
Lo peor del capítulo de arranque es que pone el listón tan alto que es difícil de superar. En USA, la primera temporada se cerró un éxito abrumador y, dicen, es cierto que los 13 capítulos son irregulares. Da igual. Cualquier cosa que haga Aaron Sorkin, por mediocre que sea, siempre será mejor que el 90% de las cosas que se suelen ver.