Por fin ya se ha estrenado la nueva fase de ‘La Voz’: ‘Las batallas’. El resultado, si bien estuvo lleno de emociones y fue todo un éxito, nos dejó un regusto decepcionante y en más de una ocasión nos echamos las manos a la cabeza.
Primera razón y más escandalosa para explicar por qué la segunda fase de ‘La voz’ nos ha decepcionado: durante cinco semanas, en las audiciones a ciegas, llegamos a entender que Jesús Vázquez estuviese en un segundo plano. Su papel era el de estar entre bambalinas apoyando a las familias de los concursantes. Hasta ahí todo bien pero de pronto, el 24 de octubre de 2011, llegaron las batallas y yo suponía que aquí demostraría el por qué les pagan lo que les pagan.
Con una hora de visionado yo ya di mi primer grito de la noche. ¡¿Pero qué narices pinta Jesús Vázquez ahí?! ¿Por qué no ha parado de decir que esta es la «mayor experiencia laboral de toda su vida»? ¿Presentar a los concursantes con frases breves y estúpidas y anunciar cosas es la cumbre de su carrera? Es que, cuatro de cada cinco apariciones suyas eran para vendernos un móvil, un reloj o lo que fuese. No pensaba que fuese a decir esto de uno de mis profesionales favoritos pero llegó a irritarme hasta el punto de hacer zapping.
Pero no, me quedé y aguanté porque ‘La Voz’ tiene el mismo talento del que goza toda la parrilla de T5: el de engancharte aunque no te gusta lo que ves. Eso sí, hubo instantes que se me hicieron insufribles. ¿Cuáles? Como es obvio, todos en los que salía Bisbal. He de agradecer, sin embargo, dos cosas. A) que anoche le sacaron poco y B) que como iba de serio ya no era una imitación mala de Leticia Sabater animando a los niños.
Bisbal estaba controlado pero su asesor no. En esta fase del concurso, los coaches tienen como ayudantes a un cantante famoso cada uno. Al ex triunfito le tocó el puertorriqueño Luis Fonsi y a dios pongo por testigo que nunca he pasado tanta vergüenza ajena. Será que soy un témpano de hielo, pero cada vez que este señor abría la boca y decía cosas como «me encanta la lágrima de tu voz» yo quería asesinar a Hello Kitty.
Pues sí, había asesores y el resto tenía su gracia. Malú se apoyaba en Tiziano Ferro, Melendi en Neck y Rosario Flores en su colega Antonio Carmona. Y aquí he de decir otra maldad. Entiendo que en estos concursos todo es de color piruleta, que ahí no hay malos rollos que valgan. Todo el mundo se lleva fenomenal. Y puede que yo no sea target de estos ‘artistas’, pero vamos, no me creo que cuando los concursantes estaban ensayando y entraba por la puerta, Tiziano Ferro, por decir uno, se ponían como locos de la alegría. Que si era un «honor enorme», que si habían seguido «toda su trayectoria», que si era su ídolo. Hombre, está muy bien ser educados pero no nos pasemos.
Ese ‘buenrollismo’ se extendió, obviamente, a las galas. A cada concursante que no superaba la prueba le mentían vilmente asegurándole, no sólo que lo había hecho fenomenal sino que sería la nueva estrella internacional de la música. Pobrecitos, seguro que alguno se lo llegó a creer…
¿QUÉ CONCURSANTES SE QUEDARON?
Por si alguien no lo sabe, el funcionamiento de las ‘batallas’ es el siguiente. En las audiciones a ciegas, cada coach ha elegido a 14 artistas. Ahora, los juntará por parejas y les hará cantar duetos en las galas para, finalmente, quedarse con uno. La fórmula es efectiva porque plantea decisiones complicadas para los coaches, las emociones son más evidentes y, por supuesto, hay más drama.
La primera batalla fue entre Lola y Virginia, del equipo de Bisbal. las dos cantaron ‘Lady Marmelade’, y fue la primera la que se llevó el gato al agua. Luego, el ricitos de oro eligió a dos de sus mejores voces, Nieves y Sandra, para que se batieran en duelo y ese fue uno de los instantes cumbres de la noche. Ufff, y mira que a mi la copla no me gusta, pero el ‘Castillo de arena’ que se marcaron estas dos fue increíble. Finalmente, el coach se puso a llorar y se quedó con Nieves.
Malú, por su parte, protagonizó las mejores escenas de la gala. La primera batalla de su equipo fue entre el veterano Pau Piqué y la dulce Macarena. Ambos cantaron ‘somos novios’ y fue él el que ganó. Luego se enfrentaron Nicky y Héctor cantando ‘Always’ de Bon Jovi, y aunque estuvo muy reñido, Malú se quedó con el segundo (recordemos que ya le tiró los ‘trastos’ durante las audiciones a ciegas).
Pero por si algo destacó la gala 6 de ‘La Voz’ fue por el duelo entre Nuria y Manuela. Fue triste, la verdad. Las dos canta muy bien pero su ‘Fireworks’ fue un desastre. Cada una iba por su lado a ver quién gritaba más. Malú se hundió y dijo esa gran frase de:
Hoy no habéis perdidos vosotras. He sido yo. Me he equivocado al juntaros.
Entre lágrimas, la coach se decantó por Nuria.
Melendi, por su parte, también se enfrentó a grandes dilemas. El primero de todos, el de elegir entre Maika y Toni. Los dos ‘rockeros’ se atrevieron con ‘I don’t wanna miss a thing’ y, aunque fue duro, ganó ella gracias a su particular voz (aunque su cara de mala leche me hace pensar que va a inmolarse de un momento a otro al grito de «¡Viva el feminismo!»).
Una de las grandes favoritas en las audiciones a ciegas era Paula Rojo. La del ukelele, se enfrentó a Yhadira (la que se parece a Sara Carbonero) y ninguna estuvo bien del todo, Melendi se quedó con la primera.
Otro momento emotivo de la noche llegó cuando Melendi tuvo que escoger entre su favorito Miguel Kocina y Ruimán (el concursante invidente). Ambos cantaron el ‘Torero’ de Julio Iglesias y he de decir que, aún detestando la canción, me pusieron los pelos de punta. Melendi lloró lo suyo y finalmente hizo finalista a Ruimán.
Rosario no lo tuvo tan difícil. La primera de sus batallas fue entre el ex triunfito Jorge González y Damaris. Como era de esperar, la hija de Lola Flores se quedó con él.
En el duelo entre Mónica y Nuria (que cantaron el gran ‘Without you’) Rosario dudó un poco más. Finalmente se quedó con Mónica (no soy un experto en música pero esta fue la única elección de la noche con la que discrepo).
Y por último, Rosario sumó a Anabella, quien se impuso a Lorena, cantando el ‘Aprendiz’ de Malú.
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