Lo que sufres con la comida te lo quitan con el espectáculo.
Chicote se enfrentó, en el capítulo seis de su ‘Pesadilla en la cocina’ a uno de los retos más angustiosos y emotivos de los que se han visto en laSexta y que terminó con una triste y trágica despedida. El cocinero tuvo que lidiar con los gritos, la putrefacción, las malas formas e incluso con Lucía Etxebarría para levantar un mítico restaurante del Barrio de Las Letras de Madrid.
No fue un capítulo especialmente polémico si lo comparamos al exitoso episodio 5 de la semana anterior, pero el dedicado al restaurante ‘Domine Cabra’, emitido el 29 de noviembre de 2012 en laSexta, fue, de lejos, el que más nos emocionó de ‘Pesadilla en la cocina’.
El cocinero reconvertido en estrella televisiva, Antonio Chicote se acercó al ‘Domine Cabra’ local ubicado en el céntrico barrio de Las Letras de Madrid, que lleva más de 30 años abierto y que conoció épocas de esplendor y fama. Actores, escritores y hasta el mismísimo rey Don Juan Carlos, se han sentado allí y degustado la especialidad de la casa: berenjenas gratinadas.
Pero antes de la llegada del circo de Chicote, aquello era un desastre. El dueño del local, Fernando, llevaba años alejado del negocio por culpa de un cáncer, por lo que le había dejado las riendas del local a sus hijos: Xinto, un tipo inseguro que no dejaba de dar gritos, y Alba, una jovencita embarazada, más pendiente de estar mona que de mantener su puesto de trabajo.
Pero como en cada capítulo, en éste había también un personaje estrella. Aquél que nos pone los pelos de punta y que nos advierte de los peligros a los que nos enfrentamos cuando comemos fuera de casa. En esta ocasión se trataba de Mohamed, el cocinero. Nada más empezar el episodio, uno no dejaba de preguntarse en todo momento, por qué narices no está en la calle este individuo. Entiendo que para los dos hermanos era una hazaña heróica pero no es excusa.
Si algo nos dio rabia anoche fue ver como hay personas a las que su medio de vida les da exactamente igual en una época marcada por seis millones de parados. Era increíble como el cocinero insultaba a los dueños, como metía comida mohosa en el congelador, como no limpiaba las tablas para cortar o como tardaba media hora en hacer unas croquetas.
La situación en la cocina eran tan insoportable y tan sucia que Alba y Xinto, antes que arreglar los problemas, se ponían a chillar. Claro, uno ve eso y se pregunta: ¿Es verdad? ¿Cómo es posible que se comporten así incluso cuando hay cámaras delante? Pues me van a dejar que les diga que, según me informaron personas cercanas a la producción, es todo cierto. Tal y como me lo contaron, al principio los protagonistas anónimos se ponen un poco tensos ante el equipo del programa pero el truco está en dejar que se acostumbren y, de pronto, se obtiene la naturalidad.
‘El domine Cabra’ estaba a punto de cerrar, acuciado por unas deudas que ascendían a 100.000 euros, cantidad que el padre ocultó a sus hijos, por lo que éstos pensaban que «bueno, se deberá algo pero no estamos tan mal». Todo lo contrario, después de tres décadas de éxito, el restaurante estaba a punto de cerrar.
Chicote entró como siempre, con cara de cabreo y diciendo tacos. Primero probó el menú. Bueno, probar es una exageración porque le dio un bocado a las croquetas y otro a las berenjenas gratinadas y sentenció que aquello era comida para perros.
«Menuda puta mierda, Mohamed no se ha comido una puta croqueta. Me cago en la mar salada»
Le gritaba Xinto a su cocinero, mientras que en el salón, Chicote les escuchaba ponía caras de asombro y decía:
Lo que sufres con la comida te lo quitan con el espectáculo.
Chicote entró en la cocina y mientras le gritaba a Mohamed, éste como si oye una mosca. Aquello no tenía nombre: todo putrefacción, la gente fumaba en el almacén, el horno estaba roto, la carne en mal estado, croquetas duras y sobre todo una falta de comunicación brutal.
Tira las vieiras a tomar por culo lo más lejos que puedas. ¡Me cago en la puta!
Le gritó Chicote a Mohamed mientras que la hija del dueño por poco le arranca la cabeza a su empleado.
Por la noche, Chicote ejerció de testigo ante el turno de las cenas. Como era de esperar, la escena fue un desastre. No había comida, la gente esperaba como media hora por cada plato y hubo un par de mujeres que se negaron a pagar la cuenta y pidieron una hoja de reclamaciones que Alba tiró a la plancha de la cocina a la vez que le chillaba a Mohamed:
¿Sabes lo qué es esto? ¿Sabes leer, no? Es una hoja de reclamaciones. Cocínamela. Te digo que la cocines porque es igual de mierda que lo que estás cocinando.
La conclusión a la que llegó Chicote era muy interesante: que aunque Mohamed era un incompetente la responsabilidad última era de los hermanos, a lo que, directamente, les daba igual el legado de su padre.
El primer cambio que hizo el cocinero-coach fue reinventar las berenjenas. Las hizo a su manera, en plan bueno, bonito y barato y se sirvieron a la noche siguiente. Y en esa jornada apareció por allí un invitado especial: la escritora Lucía Extebarría. Chicote la vio, se hizo el que no sabía nada (sí, ya) y les comunicó al equipo del ‘Domine Cabra’ que:
Está ahí fuera la escritora Lucía Etxebarría y tiene una manía y es que está todo el día en Twitter. Lo cuenta todo, por lo que, lo que vaya a pasar hoy lo van a ver 15.000 personas inmediatamente. Ese es el público que necesita este local. Nos lo jugamos todo.
Pese al esfuerzo, el resultado volvió a salir mal y la Etxebarría se fue de allí insatisecha.
Chicote se llevó a la familia al campo mientras su equipo hacía un lavado de imagen al local. En la excursión, el hijo del dueño le comentó al ‘coach’ que le había dado muy mala vida a su padre, que de joven le había robado para comprar drogas y que hoy por hoy, no sabía cómo enmendar sus errores.
A la vuelta, el ‘Domine cabra’ parecía otro sitio. Del rollo rancio pasó a ser el típico bar mordernillo, con frases en la pared y libros en las mesas. El menú también gustó al equipo del local y la reinauguración fue un éxito.
Chicote estaba feliz pero al finalizar, vimos que el capítulo estaba dedicado «a la memoria de Fernando». Ese mismo 29 de noviembre de 2012, durante la emisión, Alberto Chicote confirmó la muerte del fundador del local en su Twitter:
Este programa, dedicado a Fernando «in memoriam». Que gran tipo, se hacia querer, y mucho!!! #pesadillacocina6″