"Por muy bien que cante, no me creo a Arrojo y sus aires a lo Nati Mistral, tan intenso, tan sobreactuado"
Una semana después del escándalo de Ruimán en ‘La Voz’, el programa, asustado, nos quiso ‘obligar’ a creer que la gala 3 de los directos era el mayor espectáculo del mundo cuando fue todo lo contrario y nos dejó muchas preguntas sin responder: ¿Por qué le pagan a Bisbal cuando apenas dice nada y tiene cara de sueño? ¿Malú llora tanto por la emoción o por su mal gusto a la hora de elegir cantantes? ¿Quién diseña el vestuario de las galas? ¿Uno de Antena3 que odia a Vasile o el que filtró los teléfonos de media plantilla de T5? ¿Es Tania Llasera la nueva Pilar Rubio? ¿Por qué Jesús Vázquez quiere hacerse notar imitando a Boris Izaguirre?
Muchas fueron las cuestiones que surgieron de la tercera y penúltima gala en directo de ‘La Voz’ pero los responsables del programa estaban dispuestos a convencernos de que aquello era la créme de la crème, lo nunca visto en la historia de la televisión moderna. Es muy de Telecinco eso de no reconocer los errores. Porque es que las dos últimas galas, las que no se pueden retocar en una sala de montaje, salieron terriblemente defectuosas y no sólo por la espantada de Ruimán.
Los extraños cortes de publicidad, los inoportunos pasos a Tania Llasera y, sobre todo, la muy deficiente labor de sonido, con esos micros que no suenan bien y esas bajadas de tono repentinas. Sabemos que realizar algo semejante es muy complejo pero que no lo oculten.
Comenzaron los 16 concursantes que quedaban cantando el villancico «Santa Claus is coming to Town» y fue acabar la actuación, que Jesús Vázquez ya dijo que esa era la gala más emocionante de todas.
La ‘moustra’ de todas las galas. Durante toda la noche dijeron como siete veces el pedazo de equipo de sonido que tenían y lo bien que estaba realizado todo puesto que un evento así es «muy difícil de hacer». Era tan torpe la manera con la que querían disfrazar lo evidente que daba hasta pena.
Pero la realización no era lo único que se quería ‘ocultar’ en ‘La Voz’. Tanto el ‘coach’ como los presentadores -Vázquez y esa Tania Llasera a la que separaron al nacer de la naturalidad- querían ‘corregir’ sus errores poniéndose en el extremo contrario. Por ejemplo: A Jesús Vázquez, el hasta ahora apodado ‘hombre anuncio’, debe ser que no le ha sentado muy bien que le digan que está desaprovechado o que no se nota su presencia y se pasó la velada haciendo aspavientos made in Boris Izaguirre e imitando acentos no identificados.
Pero vamos a las actuaciones propiamente dichas y a las (a veces, absurdas) decisiones de los coaches.
GRUPO DE ROSARIO: LOS MICROS REBELDES Y GRITOS, MUCHOS GRITOS
Rosario fue la principal ‘víctima’ en la gala de los fallos de sonido. Durante la primera actuación de su equipo, la de Jorge, mientras que los espectadores gritábamos de terror al ver esa bufanda de lentejuelas que llevaba el muchacho, alguien no cerró bien los micros de los coaches y pudimos escuchar cómo Melendi le decía a Rosario que seguramente el público le salvaría a Jorge, a lo que la hija de Lola Flores respondía que «mejor»
Luego cantaron Anabella (tuve que bajar el sonido de la tele), Manu (que entre sus gafas amarillas de «mírame que soy guay» y su intensidad, ya cansa) y la grandísima Angélica. El público salvó a Jorge, y mientras él daba un discurso que olía a guión, volvió a escuchar a Rosario, por lo bajo, decir que ahora, la elección sería más sencilla para ella.
Pero la más grande llegó cuando Bisbal abrazó a Jorge para darle la enhorabuena y le ‘recomendó’ al ex de ‘OT’ que tuviese la educación de darle las gracias al público que le había votado ya que no lo había hecho. Pobre, se le había olvidado.
Y al otro finalista le tenía que elegir la coach. Tras mucho pensar, Rosario se dejó de amiguismos e hizo caso al sentido común salvando a Angélica.
EQUIPO DE BISBAL: SUEÑO, SOBREACTUACIÓN Y ENVIDIA
Tanto le ha afectado a Bisbal que le critiquen por las caras que ponía durante las audiciones a ciegas que, hoy por hoy, el coach no puede ser más soso. Parece que le da pereza estar ahí. A penas habla. No interactúa con sus compañeros sólo dice obviedades a sus artistas. Esto, de una manera u otra, está afectando a su equipo, el cual empezó como el claro ganador del concurso pero mucho me temo que se va a quedar a las puertas.
Los cuatro finalistas de Bisbal la verdad es que eran muy grandes. Paco Arrojo, Yanela, Brequette y Rafa lo bordaron aunque con matices. Por ejemplo, por muy bien que cante, no me creo a Arrojo y sus aires a lo Nati Mistral, tan intenso, tan sobreactuado, tan «digo que soy humilde pero os doy mil patadas a todos».
Cuando el público salvó a Rafa, a Arrojo le faltó pedir un Valium. No se lo podía creer. Bisbal le salvó pero el chico no parecía satisfecho ya que partía (en pasado) como el preferido de la audiencia.
Yanela y Brequette fueron expulsadas mientras que, seguramente, Sharay Abellán estaba en su casa loca de la alegría.
EQUIPO DE MALÚ: LLORAR MUCHO NO SIGNIFICA QUE SIENTAS MÁS
Malú, la pobre, sigue ahí luchando como una jabata cuando en realidad su equipo es el peor, el que menos interés tiene. Y como lo sabe, quiere darle más notoriedad a base, más que de buenas voces, de lágrimas.
Para ella cantaron Pau, Iolanda, Rebeca y Nuria y el público salvó al primero quien, otra vez, rompió a llorar diciendo:
Gracias porque llevo mucho tiempo queriendo traer este estilo de música a España.
No, querido Pau, lo que quieres traer a España es a Frank Sinatra y eso, hace mucho, pero mucho que llegó aquí. Y es que el veterano de ‘La Voz’, no interpreta, imita. Nada más. Un poco de respeto, por favor, que esto no es ‘Tu cara me suena’.
Incomprensiblemente, Malú se quedó con Iolanda dejando a la gradísima Nuria injustamente fuera.
MELENDI: EL EQUIPO GANADOR
Ya está clarísimo quién va a ganar la primera edición de ‘La voz’. Obviamente, Maika. La artista volvió a superarse y volvió, otra vez, a mostrarse humilde y generosa. El público la salvó y Melendi acertó al quedarse con Neus (para mí, la mejor actuación de la noche).
Por lo tanto, las que se iban para casa eran Susanna y Paula, por fin.
Y para ‘aterrarnos’ la semana, una noticia. La próxima gala tendrá un invitado especial: El mismísimo Alejandro Sanz. Ufff, qué miedo.