Esta comida es un quiero y no puedo. El arroz está pastoso y malo.
Chicote ha dicho adiós a su primera y triunfal primera temporada de ‘Pesadilla en la cocina’ y lo ha hecho con un capítulo cargado de adrenalina. Por primera vez, el chef ha sido totalmente humillado al ser expulsado de un local indio.
Con una segunda temporada en marcha, Alberto Chicote y su ‘Pesadilla en la cocina’ han sido la revelación absoluta del 2012. La versión española del famoso Kitchen Nighmares’ presentado en Estados Unidos por el chef Gordon Ramsay, se ha convertido en un auténtico fenómeno social de consecuencias inesperadas.
Cada jueves en laSexta hemos vistos de todo: ratas, putrefacción, camareras presuntamente borrachas, tiranos y auténticos atentados contra la salud. Tanto impacto ha tenido el formato que algunos propietarios de restaurantes han comenzado a quejarse de que sus clientes ya no se fían de ellos y exigen ver el interior de las cocinas para comprobar que no son como las que se muestran en el programa.
Como no podía pasar de otra manera, Chicote se despidió de la audiencia, el pasado jueves 20 de diciembre de 2012, por todo lo alto en un capítulo en el que sucedieron dos hechos hasta ahora nunca vistos en ‘Pesadilla en la cocina’: primero, que en mitad una bronca, Alberto Chicote fue expulsado del restaurante que pretendía reflotar y segundo, que por primera vez, el chef de laSexta pidío ayuda a otro cocinero.
En el capítulo 9 de ‘PELC’, el chef Chicote se pasó por el Sagar, un restaurante hindú situado en el barrio de Salamanca, uno de los distritos comerciales más cotizados de Madrid. Sin embargo, el salón estaba cada vez más vacío y la deuda que tenían era cada vez más grande.
El problema: la tiranía a la que los dos cocineros, Babú y Amrik, tenían sometido al resto del personal, incluídos los dueños. Soberbios, arrogantes y altivos, los dos cocineros exigían que se cumpliesen constantemente sus órdenes.
Los dueños del Sagar son dos hermanos hindúes que se acababan de estrenar en la restauración. Por lo que vimos, ambos eran absolutamente encantadores. En especial la hermana, que sufría los ataques machistas de sus cocineros mientras que, por otro lado, los clientes se quejaban de la comida.
Cuando uno ve esas imágenes de unos trabajadores tan increíblemente maleducados y poco profesionales y recuerda los más de cinco millones de parados que hay en este país, no deja de alarmarse. ¿Cómo es posible que no se despida a este tipo de individuos? Chicote pronto descubrió la respuesta.
Como de costumbre, lo primero que hizo el coach culinario fue probar algún plato del menú. Y aunque los cocineros, muy prepotentes ellos, aseguraban que su comida era la mejor, el chef Chicote no estaba de acuerdo y así se lo hizo saber:
Esta comida es un quiero y no puedo. El arroz está pastoso y malo.
Les espetó Chicote a los indios mientras que éstos se reían y se negaban a dar explicaciones.
La tensión llegó cuando, de noche, el chef de laSexta presenció un servicio de cenas. La gente tenía que esperar más de media hora por plato. La comida era devuelta y el ambiente era de confusión y caos. Pero justo cuando Chicote exigía un mínimo de profesionalidad a los cocineros, éstos se rebelaron y le echaron de la cocina.
Y lo ‘mejor’ es que los dueños del local, no sólo no hicieron nada sino que invitaron a Alberto Chicote a irse.
Al día siguiente hubo una sorpresa. Por primera vez en ‘Pesadilla en la cocina’, Chicote pidió ayuda externa a otro chef. Se trataba de Navin, dueño de uno de los mejores restaurantes indios de Madrid, el ‘Tandoori Station’. Cuando el invitado estelar de la semana se pasó por el Sagar, los allí presentes no dieron crédito a lo que veían sus ojos.
Primero, los dueños del local reconocieron que, en seis meses, habían acumulado una deuda de 140.000 euros, gastando 14.000 euros en un mes y gastando unos 21.000 en el mismo periodo de tiempo. La razón: que se gasta demasiado dinero en comida y bebida que luego no se consume.
Cuando Navin y Chicote se presentaron en la cocina e intentaron hacer un plato nuevo (pollo con mantequilla) uno de los cocineros del Nagar explotó y se largó del restaurante en pleno servicio de cenas justo después de que el microondas se incendiase.
Ante tal panorama y con los clientes quejándose fuera, el chef Chicote y su aliado hindú se pusieron manos a la obra y consiguieron sacar adelante las comandas in extremis (o eso nos hizo creer el programa usando una música tensa y un montaje caótico).
Al día siguiente, Chicote se llevó a los dueños del Sagar de visita al Tandoori Station para ver cómo se lleva realmente un restaurante hindú. A la vuelta, el equipo del programa ya había hecho de las suyas y el nuevo Sagar estaba irreconocible, gracias a una decoración mucho más atractiva y a un nuevo menú más sabroso y escueto.
El clímax llegó con la reapertura y posiblemente fue una de las peores que hemos visto en el programa. Normalmente, cuando llegan a esa fase, los implicados ya han aprendido la lección y todo sale más o menos bien. Pero en este caso, el resultado fue muy tenso. Las comandas no salían, la comida estaba seca y lo peor: que los dueños readmitieron al cocinero que se había despedido.
Y es que aquí estaba el problema, en la falta de carácter y de autoridad de los responsables del restaurante. Al final, y de prisa y corriendo, la cosa se medio solucionó y todos quedaron contentos. Pero visto lo visto, un servidor no iría al Sagar a cenar. No me creo el cambio. Eso sí, el episodio sirvió para promocionar el otro restaurante, el Tandoori Station, que tiene una pinta estupenda.